SESIÓN INAUGURAL DE LAS CORTES DE CÁDIZ (24-09-1810)


Discutióse prolijamente sobre cada uno de los puntos que comprendía (el proyecto presentado por Muñoz Torrero).

El primero declaraba hallarse los Diputados que componen este Congreso, y que representan la Nación, legítimamente constituidos en Cortes generales y extraordinarias, en quienes reside la soberanía nacional. Quedó aprobado.

Por el segundo se reconocía y proclamaba de nuevo al Sr. Rey D. Fernando VII, y se declaraba nula la cesión de la Corona que se dice hecha en favor de Napoleón. Quedó aprobado.

Por el tercero se establecía la separación de los tres Poderes reservándose las Cortes el ejercicio del legislativo. Quedó aprobado.

Por el cuarto se declaraba que los que ejerciesen el poder ejecutivo en ausencia del Sr. Rey D. Fernando VII serían responsables ante la Nación. Quedó aprobado.

Por el quinto habilitaban las Cortes a los actuales individuos del Consejo de Regencia para que interinamente ejerciesen el Poder ejecutivo, lo que era tanto más conveniente declarar, como que el Consejo de Regencia debía ser rehabilitado, y había manifestado en su papel sus deseos de dejar el mando. Quedó aprobado.

Por el sexto se establecía que el Consejo de Regencia vendría a la sala de sesiones a reconocer la soberanía nacional de las Cortes.

Prolongándose mucho la discusión en este punto, se propuso por algunos Srs. Diputados que fuese permanente la sesión hasta que queda terminado este decreto fundamental, y el reconocimiento que debía prestar el Consejo de Regencia.

Acordado así por el Congreso, siguió la discusión hasta determinarse el punto como queda en el decreto. (...)

Por el décimo se declaraba que las personas de los Diputados son inviolables. Quedó aprobado.


Diario de Sesiones de Cortes nº 1. 24 de septiembre de 1810

NEANDERTALES, CADA VEZ MÁS HUMANOS


Cada vez más paleoantropólogos tienen que realizarse esa pregunta. Hasta hace unos años, cualquier utensilio perfeccionado habría sido asignado al ‘homo sapiens’. Sin embargo, los últimos descubrimientos e investigaciones han demostrado que los neandertales, que llegaron a Europa hace 200.000 años, también eran capaces de realizar herramientas muy sofisticadas.

Cada vez que aparece un hueso, una herramienta o una piedra tallada de origen neandertal, su camino se acerca más al cromañón. Y yacimientos como El Sidrón, en Asturias, dan muestra de la importancia de la península ibérica en este tipo de trabajos gracias a la cantidad de restos fósiles.

En Europa hace 30.000 años convivían al menos dos especies de homínidos desarrollados. Los 'homo sapiens' (nosotros) y los neandertales. Estos últimos eran cazadores corpulentos, aunque de no muy alta estatura, pues rara vez superaban el 1,70. Tenían la frente hundida y una enorme nariz. Vivían en grupos reducidos ligados por vínculos de sangre. Eran capaces de hablar y usar un lenguaje. Fabricaban sus propios utensilios. Controlaban perfectamente el fuego. E incluso desarrollaron un arte plástico y decorativo.

La descripción anterior contrasta con la idea de unos seres toscos, carentes de inteligencia y capacidad de interpretación. Todo lo contrario. Los últimos hallazgos demuestran cada vez más su proximidad con ‘nosotros’, hasta el punto del intercambio genético. Una reciente investigación realizada por el profesor Peter Parham, de la Universidad de Stanford, y publicado en la revista Science, defiende que los neandertales aportaron varios genes al actual sistema inmunológico del ser humano. Algo bastante plausible después de una coexistencia de unos diez mil años.

De hecho, el proyecto internacional de secuenciación del ADN neandertal liderado por Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Alemania descubrió que el hombre actual comparte un 4% de ADN con los neandertales ¿Significa que hubo cruce entre ambas especies? La mayoría de los científicos siempre lo han negado, pero estos datos dejan abierta la posibilidad.

Lenguaje y funerales

Los neandertales también eran capaces de hablar. La creencia tradicional imaginaba a unos seres gruñendo o emitiendo gemidos para comunicarse. La realidad es que los neandertales poseían el hueso hioides- situado encima de la laringe- al igual que el del homo sapiens, y podían comunicarse. Eso sí, su menor capacidad de memoria limitaba la comunicación.

¿Enterraban a sus muertos? Los funerales tienen unas implicaciones sociales muy importantes. Sin embargo, hay grandes discrepancias sobre este asunto. Se han encontrado restos neandertales con los huesos claramente rasgados tras haber sido arrancada la carne y extraído el tuétano. Pero se ignora si fue resultado de un proceso ritual, al igual que los egipcios extirpaban los órganos antes de la momificación, o se trataba de simple canibalismo.

Durante miles de años, los neandertales dominaron el continente europeo. Nada hacía prever su ocaso. Sin embargo, hace unos 27.000 años desaparecieron. Algunos expertos apuntan al cambio climático. Los neandertales eran una especie acostumbrada a unos bosques que se convirtieron en estepas y acabó con su forma de caza. La endogamia es otra de las razones esgrimidas. Los grupos eran muy reducidos y cada vez estaban más aislados. La posibilidad de renovar los genes era muy complicada. Sea como fuere, los neandertales desaparecieron y dejaron su lugar a una especie que supo adaptarse a todos los cambios. El 'homo sapiens'.
 
FUENTE: DIARIO VASCO, 29-08-2011 (David Valera)

ESTADO ACONFESIONAL E IGLESIA CATÓLICA (Marc Carrillo)

El entorno que ha rodeado a la organización de la visita a Madrid del jefe del Estado vaticano, Joseph Alois Ratzinger, obliga, una vez más, a reflexionar sobre el alcance de las previsiones constitucionales acerca del carácter aconfesional del Estado, por el que "ninguna confesión tendrá carácter estatal" y de que "los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones" (art. 16.3). En una visita en la que, según ha informado este mismo diario, se han expuesto textos religiosos del rito católico en las fachadas de organismos públicos del Gobierno central y del autónomo. Además, la sede del Ayuntamiento ha servido como vestuario de miles de sacerdotes para celebrar una misa. También, a fin de acoger la visita de Benedicto XVI y los eventos de la Jornada Mundial de la Juventud, se han cerrado al tráfico durante siete días parte del centro de la ciudad, todo lo cual se ha justificado por la condición de líder espiritual del monarca absoluto del Vaticano, del que muchas personas "van a escuchar un mensaje de esperanza en un mundo tan complicado como el que estamos viviendo".

Pero como resulta que, con sus luces y sombras, vivimos en una sociedad democrática, resulta ser que ante la visita del líder católico, también se han movilizado otros sectores de la sociedad que se han expresado críticamente respecto de la visita bajo el lema "De mis impuestos, al Papa cero. Por un Estado laico", propugnando la eliminación de los privilegios jurídicos, simbólicos, políticos, fiscales y económicos de los que goza la Iglesia católica. Ante tales reproches, miembros de la jerarquía católica han calificado de "paletos" a quienes los formularon; de "parásitos" a los convocantes de una manifestación crítica con la concentración, a los que además consideran depositarios "de una laicidad radical y un secularismo peligroso para la moral". Ciertamente, es una forma de libertad de expresión que ha de ser garantizada. No parece, sin embargo, que también lo sea de la tolerancia que algunos predican del catolicismo. En todo caso, es un derecho fundamental inalienable que, como es el caso, también sirve para retratar a algunos.

En este contexto, una de las cuestiones que vuelve a plantearse es hasta qué punto el poder público puede comprometer su relación de colaboración con la Iglesia católica, como ha sido ahora el tener el centro de Madrid bloqueado al tráfico regular durante una larga semana, en la que edificios públicos han hecho ostentación de mensajes religiosos, que por muy respetables que sean forman parte de las creencias privadas de un sector de la población que, en ningún caso, pueden implicar al Estado, que por prescripción constitucional carece de adscripción religiosa. Razón por la cual, un edificio público no puede expresar mensajes religiosos porque su carácter representativo de todos los ciudadanos impide a sus gestores utilizar el espacio físico del edificio para hacer ostentación de credo alguno. El mismo argumento ha de servir para rechazar prácticas que se siguen realizando en la actividad de determinados poderes públicos, como es el caso de los funerales de Estado bajo el rito católico, o las tomas de posesión de altos cargos con presencia de símbolos religiosos como el crucifijo, o la celebración de misas en centros públicos con motivo de determinadas festividades. La aconfesionalidad del Estado excluye a cualquier credo religioso y sus símbolos de la actividad regular de los poderes públicos en el ejercicio de sus funciones constitucionales.

De acuerdo con esta premisa, el genérico deber constitucional de cooperación del Estado con las diversas confesiones religiosas y en especial con la Iglesia católica, ha de ser entendido -de acuerdo con el profesor Ruiz Miguel- como un deber general de facilitación de medios, pero no de incentivación de estos. Facilitar los medios a un credo religioso para el ejercicio de la libertad religiosa se concreta en la acción de los poderes públicos destinada simplemente a allanar o posibilitar la realización de la libertad, pero sin ir mucho más lejos y, por supuesto, sin comprometer al poder público con los contenidos de la creencia religiosa. Por el contrario, concebir la cooperación como una forma de incentivación de conductas a las que los ciudadanos pueden ser opuestos -lo cual es una lógica consecuencia en una sociedad basada en el pluralismo- comporta una implicación o compromiso del Estado con determinados valores religiosos, que supone indefectiblemente la lesión de los derechos de libertad religiosa y libertad ideológica de los ciudadanos que no participan del credo religioso que el poder público se dedica a incentivar. Algunos de los ejemplos aquí citados con motivo de la concentración católica de Madrid, como los mensajes en edificios públicos o el uso de dependencia municipales, están en las antípodas del Estado aconfesional que proclama la Constitución.

Aunque ello no puede sorprender tras la pervivencia de los Acuerdos con el Vaticano de 1979, que consagraron un conjunto de privilegios para la Iglesia católica, con clara vulneración del principio constitucional de neutralidad del Estado en materia religiosa, a favor de una confesionalidad soterrada.

Marc Carrillo es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra.


FUENTE: EL PAÍS, 23-08-2011

SESIÓN DE TARDE CON FRANCO

Programa de Cinematógrafo que se proyectará ante Sus Excelencias el día 6 de enero de 1946. Noticiario español número 157-B. Imágenes número 53. Descanso. El sargento inmortal. Interpretado por Henry Fonda y Maureen O'Hara. Director: Jhon (sic) Stahl. Producción y distribución: FOX". Con esta pompa se anunció en el palacio de El Pardo la primera sesión de cine documentada de la que hay noticia. La costumbre, que se repetiría varias veces a la semana hasta la muerte del caudillo, ilustra hasta el detalle la secuencia de la que fue una de sus grandes pasiones: el cine.

El catedrático de Historia de Cine Josep Maria Caparrós Llena iba a la caza de indicios que demostrasen la supuesta faceta de Francisco Franco como crítico de cine (bajo seudónimo) en una revista militar cuando se topó con el día a día del cine en El Pardo.


En los archivos de la residencia del dictador, Caparrós se encontró con un fascinante material de estudio que confirma la leyenda urbana sobre la pasión cinéfila del dictador: 2.094 programas de cine correspondientes a otros tantos largometrajes que el dictador, en compañía de su esposa, familiares y amigos selectos, fue visionando en privado a lo largo de las tres últimas décadas de su vida. "Un pozo sin fondo, que nos dirá mucho sobre los gustos y costumbres del Franco cinéfilo", explica este miembro del Centre d'Investigacions Film-Història de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona.

El archivo de visionados no arranca hasta el 6 de enero de 1946. El balance de películas proyectadas arroja una media de dos a la semana. Los domingos era día fijo de sesión. Y agosto, el único mes que queda siempre limpio en esos 31 años de cine doméstico.

El ritual, como se ve, era serio y fiel a los cánones de la exhibición del momento. Franco había habilitado el teatro de los Reyes de El Pardo para las proyecciones, que se hacían siempre por la tarde y empezaban con el inefable Noticiario español, un No-do que Caparrós tiene pendiente revisar. "Es muy posible que le pasaran sobre todo aquellos en los que él aparecía". Tampoco sería muy difícil: la presencia del dictador en el tristemente ideologizado informativo se ha cuantificado en 1.376 veces, es decir, en un 34,2% de los programas producidos.

El noticiario podía ir acompañado -o ser sustituido en algunas sesiones- por una entrega de Imágenes, aquellos grandes reportajes monográficos producidos por el No-do. En ocasiones podían proyectarse cuatro, como el 11 de enero de 1950: En estos años de paz; Veraneo 1947; Montería en El Pardo y Pesca deportiva del salmón. Su final marcaba el obligado descanso antes de proyectar el filme. "¡Eso quiere decir que se tiraba más de media tarde dos días a la semana dedicado al cine!", exclama sorprendido Caparrós.

Sigue leyendo este curioso reportaje de Carles Geli en este enlace de EL PAÍS.

FUENTE: EL PAÍS, 21-08-2011




VÍCTIMAS DEL CONFLICTO VASCO (Manuel Montero)

Si socialmente no hay un relato democrático del daño que ha causado el terrorismo, resulta inimaginable que el País Vasco entre en una fase de normalización política. Esa narración exige cuando menos dos elementos: la condena a los terroristas y el reconocimiento a sus víctimas -eso como mínimo, pues cabría pensar también en censurar la práctica de mirar hacia otro lado, que no ha sido neutral-. Pues bien: en esto las cosas están muy verdes, por mucho optimismo antropológico que le echen los convencidos de que se ha superado ya la larga noche del terror. Bildu, la gran esperanza blanca, no muestra síntomas de pedir el fin de ETA, menos aún de condenar sus crímenes. Y ha sorprendido la saña con que ha abordado la cuestión de las víctimas: su solidaridad con los presos terroristas y su entorno, que han escenificado como si formasen parte de él; y su alejamiento brutal respecto a las víctimas que ha causado el terror. Algunos hasta se han escandalizado, pese a la larguísima experiencia histórica sobre la bajeza de miras de esta parte del espectro político, que se pretende reciclada.


Incluso han estrenado en la vía pública una nueva expresión: «víctimas del conflicto vasco». Hasta la fecha sólo la usaban en escritos de consumo interno, para decirse que las víctimas son los suyos y no las que señala la democracia y el sentido común, quienes han sufrido el terrorismo; o para admitir que todos son víctimas en similar medida, aunque les merezcan más consideración los terroristas. El latiguillo, nueva frase hecha, es de los que puede hacer fortuna en la política vasca. Tiene todos los ingredientes para ello: resulta ambiguo, tiene diversas lecturas y suena políticamente correcto y hasta generoso. Además, es seguramente el mayor reconocimiento a las víctimas que se pueda esperar de Bildu.

La expresión constituye una indecencia. Equipara al criminal y a su víctima. Busca dar la misma consideración pública a quienes han sufrido el terrorismo -asesinados, heridos, extorsionados, exiliados- y a los terroristas que han sido detenidos por sus crímenes. Tal equiparación, que plantea igual consideración como víctimas a los asesinos y a los asesinados, sugiere un conflicto vasco que trasciende a la voluntad humana y que provoca daños en ambos lados. Quienes han decidido y perpetrado los atentados quedan así exculpados, pues no han hecho sino cumplir sus obligaciones históricas. Las víctimas, por lo mismo, adquieren connotaciones de corresponsabilidad. Lo son por lo que han hecho. Todos, en suma, serían víctimas de un mismo conflicto. Si acaso las víctimas terroristas tendrían primacía moral, pues estaban en el lado bueno de la historia, mientras que las víctimas que han sufrido el terrorismo lo habrían sido por servir al Estado opresor, por colaborar con él, por oponerse a la resolución del conflicto.

El ditirambo «víctimas del conflicto vasco» refleja el deterioro ético de sus mentores. Lo peor es que lo dicen y apenas suscita resquemores, como si fuera normal semejante anomalía. La sociedad vasca lo entiende a la primera. No es improbable que sean amplios los sectores que la aceptarían sin más, si con ella se pudiese pasar página y olvidar esta etapa de nuestra historia. Como si no hubiese pasado nada.

Pero sí ha pasado. Por eso no vale la estulticia. Es incompatible con un relato democrático, el de los hechos tal como fueron. La propia formulación del concepto quiere colar gato por liebre: en el fondo, busca que el conjunto de la sociedad vasca reconozca como víctimas a los asesinos. Ya se encargarán ellos de glorificarlos.

Algo va mal en la historia (virtual) «del final del conflicto» en la que estamos metidos desde hace unos meses. En las circunstancias actuales, resulta inimaginable que se imponga socialmente el relato democrático de lo que ha sido el terrorismo, de lo que ha supuesto. Hay una parte de la sociedad vasca -Bildu tiene la cuarta parte de los votos- que, con mayor o menor intensidad pero con algún activismo, considera que los terroristas han sido los héroes; no aceptarán su condena histórica. También es muy amplio el espectro que marcó distancias respecto a las víctimas: en el periodo soberanista fue habitual que los discursos de solidaridad con éstas incluyesen reconvenciones al Estado para que se flexibilizase (o sea, que se rindiese) y referencias a los presos y a tanto sufrimiento -es el esquema que, por otra parte, ha seguido siempre la Iglesia vasca, que sigue teniendo su peso-. No hay que engañarse: los partidarios del reconocimiento a las víctimas y de la condena pública a los terroristas son minoritarios en el terreno político (confiemos que no en el humano). En estas condiciones resulta ilusorio imaginar que se acepte socialmente el discurso que condene a ETA y reconozca a sus víctimas.

Tiene razón el Gobierno Vasco cuando afirma que si no se asume tal relato no llegará la normalidad democrática, nada quedará cerrado y todo podrá empezar de nuevo en cualquier momento. Pero, dadas las circunstancias, la consecuencia obvia del razonamiento es que la normalidad política queda todavía muy lejos. De momento, la pelea ideológica y política la han ganado sectores no democráticos, por lo que resulta ilusorio que pueda establecerse el relato democrático.

La incongruencia central de «los nuevos tiempos» -así llama Bildu a la etapa de su dominio- es que los partidos democráticos han sido derrotados por el terrorismo y su entorno, mientras piensan que han ganado la batalla. De estos polvos volverán aquellos lodos.

FUENTE: DIARIO VASCO, 21-08-2011

UNA TRAGEDIA ESPAÑOLA (Arturo Pérez Reverte)

Hoy toca batallita, de las que fueron borradas de los libros de texto españoles, o casi, porque contar eso a los jóvenes es propio, dicen, de carcamales y de fascistas. Por estas mismas fechas, en Waterloo, se conmemora el 196º aniversario de la derrota de Napoleón ante Wellington; y el campo de batalla, muy bien conservado, se convierte en excepcional espectáculo para escolares, aficionados y turistas. En España, gracias a los grupos locales de recreación histórica, esas iniciativas son cada vez más frecuentes, supliendo las lecciones de Historia que por ignorancia o negligencia, sin distinción de partido o ideología, descuidan nuestros responsables de Educación y de Cultura. Sin embargo, hay fechas aciagas que ni siquiera así se recuerdan. Si la tragedia de un campo de batalla es siempre una lección sobre los pueblos y su naturaleza, la que este 23 de julio cumple 90 años exactos dice mucho sobre España y quienes la habitamos. Y en lo que dice, apenas hay algo bueno. En esa fecha, en lo que se conoce como desastre de Annual, casi 8.000 soldados españoles fueron sacrificados como corderos, y más de medio millar apresados por las harkas sublevadas en Marruecos por Abd el Krim, que en pocos días reconquistaron todas las posiciones establecidas por nuestro ejército en la zona oriental del Protectorado. Lo que había empezado como una arrogante campaña para ocupar el Rif desembocó en una sucesión de desastres culminados por terribles matanzas: la caída de Igueriben, la trágica fuga de Annual y la carnicería de Monte Arruit, con masivos asesinatos de heridos y prisioneros por parte de los rifeños, salvajes mutilaciones, crucifixiones y empalamientos con estacas de alambradas. Y toda esa barbarie, toda esa desgracia estremecedora, muy bien narrada por los novelistas Ramón J. Sender y Arturo Barea, que allí fueron soldados y testigos de excepción, la sufrieron los de siempre: los pobres soldaditos del sistema de cuotas; la humilde carne de cañón que no podía, como los ricos, pagar a otro pobre desgraciado para quedar exenta del servicio militar.


Sigue leyendo este divertido artículo en este enlace, página oficial del escritor.



EL SEMANAL 18-VII-2011

LA RUTA DEL MOVIMIENTO OBRERO: HISTORIA DE LA UGT

Se ultima en este año la publicación de esta Historia de la UGT de España por parte de la editorial Siglo XXI. La obra ha sido planificada y dirigida por uno de nuestros más importantes expertos en la historia del movimiento obrero, Santiago Castillo. Más allá de unas líneas de edición generales, la presente historia está concebida como una colección de monografías de autor. El director ha reunido al efecto a seis significados especialistas que se han planteado la historia de la UGT de conformidad con un criterio cronológico.

El primer volumen, obra del propio Santiago Castillo, aborda el estudio del movimiento obrero español antes de la fundación de la UGT, la creación de la central sindical socialista y su evolución hasta la Primera Guerra Mundial. José Luis Martín Barrios estudia el denso primer tercio del siglo XX, con acontecimientos tan significativos como la huelga general de 1917, la escisión entre socialistas y comunistas y el periodo de la dictadura del general Primo de Rivera en que la UGT adopta una compleja actitud tacticista en la búsqueda de mejores condiciones para el sindicato socialista en su enfrentamiento con la central rival, la CNT.

Marta Bizcarrondo estudia en el volumen III la especialmente complicada coyuntura de la II República. A partir de 1933 la UGT será la cabeza del proceso de radicalización del socialismo español aglutinado bajo la dirección de F. Largo Caballero. Con independencia de la explicación que ese proceso puede encontrar en las circunstancias internacionales y en el giro hacia el centro-derecha de la opinión española, lo cierto es que él mismo será en buena medida responsable de la crisis del orden liberal-democrático que tiene su manifestación trágica en la Guerra Civil iniciada en 1936. Del análisis de la UGT en esa Guerra Civil se responsabiliza Pere Gabriel, consciente de las funciones extrasindicales que hubo de desempeñar la central socialista a lo largo de la misma.

Abdón Mateos realiza la crónica de la UGT en el franquismo. Pone de manifiesto en ella la pervivencia del sindicato desde la actividad del exilio y los testimonios de una actividad clandestina enfrentada a la dura represión de la dictadura. Por último, Rubén Vega estudia la reconstrucción de la UGT en el proceso de transición y su afirmación en el momento de consolidación de nuestra democracia que de algún modo puede concluir en el momento de afirmación de la autonomía sindical ugetista concretado en la huelga general del 14 de diciembre de 1988.

Esta Historia de la UGT constituye una obra de primera importancia dentro del estudio global de nuestro movimiento obrero. Escrita por especialistas de primera fila en la materia, la obra está planteada como un trabajo de alta divulgación que pueda despertar el interés de un público culto en la historia de la UGT, del movimiento obrero y, en general, de la historia de España desde el último tercio del siglo XIX a finales del siglo XX.

Historia de la UGT. Director: Santiago Castillo. Editorial Siglo XXI. Volumen I. Un sindicalismo consciente. 1873-1914. Santiago Castillo. Madrid, 2008. 328 páginas. 20 euros. Volumen II. Entre la revolución y el reformismo. 1914-1931. José Luis Martín Ramos. Madrid, 2008. 216 páginas. 18 euros, Volumen III. Entre la democracia y la revolución. 1931-1936. Marta Bizcarrondo. Madrid, 2008. 288 páginas. 20 euros, Volumen IV. Un sindicalismo de guerra. Pere Gabriel. Madrid, 2011. 576 páginas. 23 euros. Volumen V. Contra la dictadura franquista. Abdón Mateos. Madrid, 2008. 288 páginas. 20 euros. Volumen VI. La reconstrucción del sindicalismo en democracia. 1976-1994. Rubén Vega García. Madrid, 2011, 390 páginas. 23 euros.

Andres de Blas Guerrero

FUENTE: EL PAÍS, 20-98-2011



RETRATO DE UN INDIGNADO: FERNANDO TARRIDA DEL MÁRMOL

El pasado día 18 se cumplieron 150 años del nacimiento de un ingeniero y publicista libertario de cuya memoria se ha perdido el rastro casi por completo. Y, sin embargo, Fernando Tarrida del Mármol, a quien ahora evocamos, fue un pensador y un agitador determinante en las cuitas del anarquismo español en el cambio de siglo XIX-XX. Junto con otros nombres hoy igualmente preteridos (como Anselmo Lorenzo, Federico Urales, Ricardo Mella, Soledad Gustavo, Teresa Claramunt, José Prat, etcétera), formaba parte de una generación que alimentó las ideas y las esperanzas de un movimiento que se hallaba por entonces en plena crisis, como consecuencia de su propia deriva individualista y violenta y de la respuesta represiva de los Gobiernos de la restauración.

Este hombre de ciencias y librepensador se distinguió sin duda por sus orígenes acomodados, por su preparación intelectual y por sus elaboraciones teóricas, tres rasgos muy poco corrientes en el anarquismo de su época. Cultivaba asimismo una prosa clara y concisa y era un brillante orador, cualidad que se acompañaba de una vivísima gesticulación del cuerpo que le hacía aparecer, en palabras de Max Nettlau, como un auténtico perpetuum mobile parlante. A todo ello añadió unas cualidades humanas y un magnetismo personal que le fueron unánimemente reconocidos.

Puedes seguir leyendo la glosa de la vida de este anarquista catalán en este enlace de EL PAÍS.

FUENTE: EL PAIS, 20-08-2011

JOSEFINA GÓMEZ: "EN EL DICCIONARIO BIOGRÁFICO HAY TEXTOS DE INTEGRISMO RELIGIOSO"

El Diccionario más buscado desde mayo es casi clandestino. Solo hay tres colecciones parciales disponibles en la Biblioteca Nacional, la Real Academia de la Historia y La Zarzuela. Apadrinado por los Reyes y elaborado gracias a 6,4 millones de euros de fondos públicos, el Diccionario biográfico español pasó de ser considerado una ambiciosa obra de 43.000 entradas que cubría un hueco de la historiografía española a convertirse en una fuente inagotable de errores históricos, sesgos franquistas y ocurrencias estrambóticas.

Desde luego, no suaviza el juicio sobre la obra la inclusión de personajes que pasarán a la historia por su certera puntería, como Rocío Falcó y Fernández de Córdoba, condesa de Berantevilla, a la que se dedica la misma extensión que a Santiago Carrillo y más que a Carrero Blanco. Los méritos de la condesa son precisos: "En sus 39 temporadas de caza disparó 3.715 cartuchos de bala, con un promedio de 2,9 tiros por res muerta, incluidas las rematadas".

¿En verdad tiene enmienda posible el Diccionario?

Josefina Gómez Mendoza (Madrid, 1942), exrectora de la Universidad Autónoma y catedrática de Análisis Geográfico Regional, defiende que sí. "Es difícil resolver el problema con un anexo, porque hay sesgos y deficiencias muy diseminadas, pero confío en que a la comisión [formada por los académicos Miguel Artola y Carmen Sanz y un historiador externo, Juan Pablo Fusi] se le ocurra una solución rigurosa". Su opinión tiene un plus. Gómez Mendoza pertenece a la Real Academia de la Historia desde 2003 y también pertenece, en varios sentidos, a una minoría. Es la única geógrafa de la institución, es mujer (solo hay tres en las 36 plazas, a su juicio, una de las lagunas de la casa junto a la carencia de historiadores del siglo XX) y es una de las escasas voces internas capaz de hacer autocrítica y defender una revisión completa del Diccionario. Frente a la corriente mayoritaria que se ha atrincherado ante las críticas replicando que se busca censurar a los autores, Gómez acepta que hay fallos que atentan contra el rigor científico que debería atravesar la colección de la a a la zeta. "Hay tres grupos complicados. Uno de militares, que se han confiado a personas del Instituto de Historia y Cultura Militar en buena parte, donde se presenta la Guerra Civil y la de África como las grandes hazañas, se habla de Alzamiento y Cruzada. Un segundo grupo de religiosos biografiados por personas muy cercanas a la Iglesia que hacen textos confesionales y de integrismo religioso y con aire nacio-nalcatólico. Y un tercer grupo, mundano, de aristócratas".

[...] A pesar de los fallos, Josefina Gómez confía en que la comisión creada por presión del Ministerio de Educación y Ciencia dé con una solución que ayude a recuperar el prestigio de la institución. Entretanto, sugiere alguna iniciativa: "La Academia puede hacer gestos que restablezcan la idea de neutralidad, como por ejemplo un homenaje a los académicos exiliados tras la guerra, Rafael Altamira y Claudio Sánchez Albornoz, cuyas plazas fueron cubiertas en 1942 obedeciendo una orden de la dictadura".

FUENTE: EL PAÍS, 18 AGOSTO 2011

LORCA, 75 AÑOS DE ENIGMAS Y CERTEZAS

Setenta y cinco años después de su asesinato, la figura de Federico García Lorca no deja de agigantarse. Su universalidad es una certeza que se confronta al enigma sobre el paradero de sus restos. Lorca es, con Cervantes, la figura más universal de nuestras letras. Su vil asesinato y la tragedia que vivió en sus últimas horas forjaron la leyenda de un poeta que sabía que "solo el misterio nos hace vivir". Un mito que no tendría dimensión global sin el sostén de una obra dramática y poética tan poderosa como viva, con hitos como 'La Casa de Bernarda Alba', 'Bodas de sangre', 'Poeta en Nueva York' o el 'Romancero gitano'.

Historiadores, admiradores y detractores han tratado a lo largo de estas siete décadas y media de localizar sin éxito sus restos. En 2009 se dio por cerrada una polémica investigación oficial que se presumía definitiva y que podría reabrirse si prospera la demanda del historiador malagueño Miguel Caballero y del arqueólogo aragonés Javier Navarro.

La conmemoración de los 75 años sin Lorca hubiera sido muy distinta de haber fructificado la fallida y polémica investigación para recuperar los restos de Federico, asesinado en la madruga del 17 de agosto de 1936 en el barranco de Víznar. Aún desconocemos el lugar exacto en el que se enterró su cadáver y es muy probable que jamás se localicen sus restos, por más que se apunten nuevas posibilidades.

La última surgida de la investigación de Miguel Caballero Pérez para 'Las trece últimas horas en la vida de García Lorca' (La esfera de los libros) gracias a la cual conocemos al segundo los últimos instantes de la vida del poeta. Caballero, que ha dedicado a Lorca el grueso de su carrera, sostiene que el poeta fue asesinado al amanecer del 17, un día antes de lo que se venía recordando hasta ahora y haciendo que se fijaran los reconocimientos y conmemoraciones el 18 de agosto, fecha del asesinato según el hispanista y gran estudioso de Lorca Ian Gibson.

Asegura Caballero que el 16 de agosto de 1936, a la una y media de la tarde, un grupo de civiles y guardias de asalto detuvo a Federico García Lorca en casa de sus amigos, la falangista familia Rosales. En la madrugada del 17 fue asesinado y enterrado en una fosa. Para sustentar su tesis, Caballero argumenta que si el poeta hubiera permanecido retenido durante más tiempo, su familia, muy influyente en las esferas políticas y sociales granadinas, podría haber evitado su muerte.

Sigue leyendo la noticia en este enlace del DIARIO VASCO.

MUSEO MINERO DE GALLARTA

Pese a la crisis y los recortes en los presupuestos en entidades de todo tipo, los responsables del Museo Minero del País Vasco, sito en Gallarta, siguen persiguiendo sus objetivos: conservar el patrimonio minero y difundir su conocimiento. A estos fines consagra uno de sus principales proyectos en marcha: un parque cultural de 1.000 metros cuadrados dedicado exclusivamente a la minería vasca.

A él se añadiría otro parque exterior, de menor superficies, donde se quieren instalar algunas de las piezas de mayor tamaño de sus fondos, como un camión Mack de 1960 recuperado por voluntarios del museo de una cantera en Galdames el pasado 21 de marzo y que ha sido restaurado. La empresa estadounidense Mack fue el pasado siglo una de las mayores productoras de camiones. Sus modelos de la serie B, del mismo tipo que el recuperado en Galdames, se exportaron a numerosos países.

Lee la noticia entera en esta enlace de EL PAÍS.

Fuente: EL PAÍS, 4 agosto de 2011

EL RETRATO DE LA MINERÍA

La declaración de conjunto monumental protege el paisaje y el pasado industrial de Gallarta


“Es como tener en casa un retrato del abuelo para que los nietos que no le conocieron sepan como era”. Carmelo Uriarte, presidente del Museo de la Minería del País Vasco, ha defendido siempre que la corta de Bodovalle y su entorno debe quedarse como era cuando en 1993 acabó la actividad minera en Gallarta, en el municipio de Abanto y Ciérvana. “Tenemos que matenerlo para que recuerde como era nuestra forma de vida. Es un lugar que habla de una historia social, humana y económica”, repite. A finales del pasado año, después de muchos años de pelea, consiguió su objetivo: las huellas del pasado minero de Gallarta fueron declaradas conjunto monumental por el Departamento de Cultura.


Uriarte — hijo y nieto de mineros y trabajador del sector durante 40 años — aplaude la protección del paisaje que sigue rodeando su vida. A poca distancia del Museo de la Minería, donde acude cada día, se distingue la corta de Bodovalle, el núcleo del conjunto monumental. La actividad humana intervino en la naturaleza para crear un paisaje singular, un ejemplo único en Euskadi.


Por una parte destaca el interés del corte geológico que marca el punto más bajo del País Vasco, situado 37 metros por debajo del nivel del mar. En esa falla de 700 metros de largo, 350 de ancho y 150 metros de profundidad, se inició la minería a cielo abierto a finales del siglo XIX.


A la parte física se suma el testimonio de una forma de vida y producción. Fue la última explotación minera que se mantuvo activa en Bizkaia. Las minas Manuelita, Concha II, San Miguel, San Benito y Ser dejaron un enorme boquete en forma de cono invertido, en el que ven los escalones que fue dejando la explotación. A simple vista no se distinguen los 50 kilómetros de galerías subterráneas en las que se siguió arrancando del mineral de hierro en las tres últimas décadas de vida de la explotación. En los años 70 del siglo XX fue, con 500 trabajadores, la segunda explotación de hierro más grande de Europa.


El museo es el alma del pasado minero de Gallarta. En el edificio del viejo matadero rehabilitado se conservan desde las vagonetas a las lámparas de los mineros. El conjunto monumental engloba también los restos del ferrocarril de la Orconera que comunicaba las minas con el embarcadero de Lutxana y el castillete de la mina Ezequiela, una torre metálica que servía como chimenea de ventilación de las galerías, entre otros restos de la actividad minera que conviven con testimonios de la vida doméstica. A pocos metros del museo se conservan dos antiguas casas mineras, sencillas construcciones con estructura de madera, y una cuadra, donde se guarecían los caballos utilizados para el arrastre de vagonetas cargadas de mineral.

FUENTE: EL PAÍS (Eva Larrauri), 23 FEBRERO 2012