CUANDO LAS BRUJAS DABAN MIEDO. EL PROCESO CONTRA LAS BRUJAS DE HONDARRIBIA DE 1612 (Carlos Rilova)


El artículo de esta semana nació de un modo digno de la materia de la que voy a  hablar. Es decir, con ciertas sorpresas inesperadas, surgidas de un horizonte más o menos anodino, tranquilo, rutinario, que trastornan esa cotidianeidad con noticias electrizantes. Fue el 24 de octubre. Ese día, el que esto firma había ido a Hondarribia para preparar los detalles de la presentación de un libro sobre Brujería que se publica bajo eso que antes llamaban los “auspicios” del Ayuntamiento de esa ciudad.
Eso me llevó al despacho de la archivera municipal, que, lógicamente, es una de las partes más interesadas en esa publicación y quien, justo es reconocerlo, más ha hecho para que “La Brujería en Hondarribia (1611-1826)” pasase de ser la tesina de doctorado del que estas líneas escribe a convertirse en un libro que ya pueden encontrar, valga la redundancia, en las librerías y que se presentará oficialmente este 8 de noviembre en el Ayuntamiento de esa ciudad, Hondarribia, que fue el escenario de uno de los episodios más llamativos -aunque paradójicamente menos conocidos- de la oscura Historia de la Gran Caza de Brujas europea que abarcó, más o menos, desde el siglo XIV hasta algunos últimos -y aislados- estertores a finales del XVIII.

Durante esa entrevista para preparar los arreglos de lo que se iba a hacer este 8 de noviembre para dar existencia ya oficial a ese nuevo libro sobre la Historia de la Brujería en Hondarribia y otras zonas del País Vasco, la archivera me comentó los últimos hallazgos obtenidos de sus últimos sondeos en los ricos fondos históricos que custodia.

En este caso los hallazgos no podían ser más oportunos. Se trataba de cuestiones recogidas en las actas municipales de ese Ayuntamiento en el año 1611, justo en el momento en el que la epidemia de pánico provocada por las investigaciones de Pierre de Lancre en la provincia vasco-francesa de Laburdi empieza a traspasar la frontera de los Pirineos, y también la del Bidasoa, haciendo que el miedo a las brujas -y brujos, que también los había- prenda como una chispa en medio de hierba seca…

Cualquiera que haya leído libros de Historia tan fascinantes -sí, créanme, los hay- como “Brujería vasca” de Julio Caro Baroja o “El abogado de las brujas” de Gustav Henningsen, quizás piense que poco hay ya que descubrir -o decir- sobre brujas vascas de principios del siglo XVII y menos aún sobre las que fueron acusadas en Hondarribia en el año 1611 y cuyo proceso se arrastró hasta bien entrado el año de 1612.

De hecho, uno de los documentos del Archivo de la Inquisición que utilizó con más profusión el mencionado profesor Henningsen para escribir “El abogado de las brujas”, fue el contenido en el legajo 1679 de ese depósito bajo el nombre de “Informe de Fuenterrabía”, que es como se conocía en la época a la actual Hondarribia.
Sin embargo, en Historia siempre es preciso rendirse ante las evidencias. Así, hay que constatar que, en efecto, el Archivo Municipal de Hondarribia, como no podía ser menos, y era lógico suponer, guarda todavía unas cuantas sorpresas inéditas sobre aquel turbio asunto que, quizás, debería ser mejor conocido y más considerado entre las Historias de la Gran Caza de Bujas europea, puesto que es uno de los primeros y más completos ejemplos de cómo esa especie de locura colectiva que atormenta a Europa entre los siglos XIV y XVIII, es frenada en seco por la determinación de un hombre -Alonso de Salazar y Frías- que, fiel a las ideas de la Nueva Ciencia que en esas mismas fechas están exponiendo hombres como sir Francis Bacon, se niega a aceptar cosas tan inverosímiles como que se puede volar por los aires con la sola ayuda de un ungüento aplicado en ciertas partes del cuerpo. O que determinadas catástrofes naturales -rayos, aguaceros…- han sido causadas por personas que, en realidad, no parecen tener ninguna clase de poder especial otorgado por pacto alguno con el Diablo, pues de otro modo difícilmente se puede entender la situación social y económica, bastante penosa, en la que se encontraban muchos de esos presuntos brujos…

Sigue leyendo este interesante reportaje en este enlace de EL DIARIO VASCO.

LA LEY DE 25 DE OCTUBRE DE 1839: EXPRESIÓN DE LA "EXISTENCIA POLÍTICA" Y DE LA NACIONALIDAD VASCA (Joseba Agirreazkuenaga)


EN la historia contemporánea vasca subyacen percepciones contradictorias sobre la ley del 25 de octubre de 1839, aprobada por las Cortes españolas. El marqués de Viluma ya expuso en su tramitación que "encierra dos disposiciones contradictorias e incompatibles", en referencia al propósito de conciliación de la Constitución Foral y la Constitución española de 1837. Pero, ¿por qué y para qué la ley?

La iniciativa legal partió del Gobierno español a los 10 días del convenio de Bergara, y en el preámbulo manifestaba que con ello se proponía "influir en la pacificación general" en el curso de la Guerra Civil. Artículo 1: "Se confirman los fueros de las provincias Vascongadas y de Navarra". El segundo: Se modificarán los fueros lo indispensable. La necesidad de una cohabitación de Fueros y Constitución en el marco liberal se debatió en el Parlamento de Westminster en 1837: el primer ministro británico Palmerston lo apoyó y Lord Hay intervino en el desenlace de Bergara.

SUPRESIÓN Y RESTABLECIMIENTO 
La Constitución de 1837 había ignorado el sistema foral. Pero, dada la singularidad que en el marco de la Monarquía representaba su institucionalización política, las Cortes aprobaron una ley de supresión de las instituciones forales (16-IX-1837.) Se instauraron las diputaciones provinciales previstas en la Constitución. 
Dos años mas tarde, la nueva ley (25-X-1839) y el decreto (16-XI-1839) restablecieron las Juntas Generales con un mandato: los fueros debían adaptarse al marco constitucional, y no a los principios de la Monarquía absoluta.

Con frecuencia se ignora que la Monarquía absoluta de Fernando VII creó una comisión para modificar los fueros en 1815 que emitió su dictamen en 1819 (Informe sobre los abusos de la Real Hacienda…), proponiendo unas medidas muy concretas que laminaban el poder foral. Los acuerdos en Conferencias de las diputaciones del período 1814-1820 dan testimonio de la resistencia al uniformismo absolutista. Sin embargo, el nuevo gobierno liberal aplicó (19-VIII-1820) las medidas del citado informe (traslado de aduanas, impuestos, etc.) y en adelante se adoptó el siguiente principio: "Que toda excepción que aventajase a una Provincia sobre las demás la constituiría a manera de una república apartada y sobre sí". Las instituciones forales incomodaban a los absolutistas y a los liberales, aunque en 1823, cuando los absolutistas volvieron al poder por vía militar con el apoyo de las monarquías absolutas europeas, se restablecieron las instituciones forales.

RESISTENCIA Y MANIFESTACIONES 
La ley de 1839 fue aprobada con resistencia parlamentaria. Se hicieron enmiendas al proyecto confirmatorio del Gobierno. Unos circunscribían los fueros a la esfera económico-administrativo-municipal. Otros, además, les atribuían un poder político. Y como no quedaba claro el resultado, se orquestaron diferentes manifiestos. El Ayuntamiento de Bilbao impulsó uno firmado por cerca de 900 vecinos para reclamar la confirmación de los fueros. Bilbao era un mito y símbolo liberal, porque había resistido los sitios carlistas. Por otro lado, los liberales vascos residentes en Madrid declararon: "Los fueros han creado esa nacionalidad navarra y vizcaína que llevamos en el corazón". La aprobación de la ley fue festejada en Bilbao y Vitoria. Más adelante, las Juntas Generales de Bizkaia y Gipuzkoa interpretaron que la ley era un acta adicional de la Constitución.

La nueva ley de 1839 confirmó que las provincias forales fueran una excepción en lo relativo a su institucionalización política. No solamente en razón a su pasado foral, sino también a un nuevo concepto que emergía en el discurso político liberal: la nacionalidad. Los dirigentes de las Juntas Generales se propusieron garantizar la "existencia política" (P. Gorosabel). La pervivencia de la "Constitución foral" y su adaptación era el instrumento legal. La Diputación General de Bizkaia, en plena guerra civil, asediada por los carlistas, solicitó el 24-5-1836 a la regente María Cristina la conservación de las instituciones forales y apelaba al ejemplo de las nacionalidades del Reino Unido, que conviven en una monarquía unida. Por ello, denunciaron que la Constitución de Cádiz "despojaba a los Vascongados de su nacionalidad y leyes fundamentales y disminuía sus goces sociales".

C. Loizaga, consultor de las JJ.GG., escribió que la ley de 1839 ofrecía una respuesta al pensamiento que en 1812 y 1820 acordaron las JJ.GG. de Bizkaia y preguntaba: "¿Y será justo que un gobierno liberal, contra el sentimiento y voluntad expresa de este pueblo, le arrebate su sagrado Código?". Por lo tanto, había que aprovechar la oportunidad y presentó a las JJ.GG. de Bizkaia un proyecto articulado para conservar "la parte esencial de sus Fueros". Distinguía dos esferas: la gestión del "gobierno interior," dependiente de las Juntas Generales, y el resto de conformidad a la Constitución.

En el proceso negociador de reforma foral previsto en la ley se intentó un frente común. Mientras los representantes de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa defendían la conservación íntegra de los fueros, Navarra negoció por su lado una reforma y logró el reconocimiento de su deuda pública. Después, el Gobierno central tomó la iniciativa y el 5 de enero de 1841 eliminó por decreto el "pase foral", es decir, el derecho de veto que disfrutaban las Juntas Generales para organizar su gobierno interior y trasladó las aduanas, la justicia, etc. En las JJ.GG. de 1850, los liberales declaraban: "Las Provincias Vascongadas se encuentran hoy en una de aquellas situaciones graves y solemnes que deciden para mucho tiempo en la vida de un pueblo, conservando o destruyendo su nacionalidad", y V. L. Gaminde, líder de los liberales progresistas, publicó en 1852: "No estará de más detenernos en lo textual de la ley y en la nacionalidad bascongada que tenemos anunciada (…) la confirmación de los Fueros según la ley de 25 de Octubre, equivale a proclamar que las Provincias Bascongadas son por pacto de anexión aliadas de España, en todo lo que sea volar al socorro mutuo, mas fuera de los casos dados de peligro, estados independientes como de hecho y por conveniencia lo son".

El ministro de Gobernación, J. Posada Herrera, prohibió en 1859 las reuniones en Conferencias de las Diputaciones sin permiso de los gobernadores civiles "porque suponer que las Diputaciones forales de las Provincias Vascongadas, pueden reunirse cuando, como y donde les parezca (…) sería sostener el principio absurdo (…) que puede haber un Estado dentro de otro Estado".

Por lo tanto, parece que la ley inauguró un nuevo discurso político y jurídico que contribuyó a consolidar un poder político vasco incluso con nuevas competencias (1853).

CARLISTAS EN CONTRA 
Sin embargo, también había carlistas que tenían una valoración negativa de la ley: el convenio de Bergara fue la traición y la ley, un engaño. A. Artiñano (Jaungoicoa eta Foruac, 1869) formuló el argumento: se oponía a la ley porque "la reforma se haría por el Gobierno y se aprobaría por las Cortes, o lo que es lo mismo, quedaba a merced y voluntad de nuestros enemigos. (…) Vizcaya como Estado independiente puede usar de su soberanía dentro de su derecho, por nadie negado". Por lo tanto, Bizkaia debía elegir un nuevo Señor que no podía ser otro que el pretendiente Carlos VII . Sabino Arana tomó la interpretación de Artiñano y en Bizkaitarra (1894-I-31) publicó: "En el año 1839 cayó Bizkaia, definitivamente, bajo el poder de España. Bizkaia, de nación independiente que era, con poder y derechos propios, pasó a ser en esa fecha una provincia española".

En conclusión, se restablecieron las Juntas Generales, exponente y garante de la "existencia política" y de la "voluntad general" de su ámbito a favor del autogobierno. Los liberales vascos interpretaron la institucionalización foral como expresión de la nacionalidad vasca, al tiempo que denunciaban la eliminación de competencias forales, aplicadas sin la aprobación de las Juntas Generales, y proponían el proyecto de "Constitución Vascongada".

FUENTE: DEIA (Joseba Agirreazkuenaga) 23 OCTUBRE 2012

HINDENBURG Y EL ´LEHENDAKARI´´ AGUIRRE


Münster es una ciudad alemana de unos 300.000 habitantes ubicada en la región de Westfalia, parte del Estado más grande del país que es Renania del Norte-Westfalia. Si no fuera por la Paz de Westfalia firmada en Münster en 1648 para poner fin a la Guerra de los Treinta Años, no sería muy conocida más allá de su entorno regional. Es una ciudad profundamente católica, tranquila, muy poco dada a generar noticias altisonantes: aparentemente, nunca pasa nada, hasta mediados de marzo de 2012. Entonces, el Ayuntamiento tomó la decisión de cambiar el nombre de la gran plaza frente al castillo —hoy parte de la universidad—, haciendo suya la recomendación de una comisión de historiadores. Esta comisión había estado trabajando durante dos años para analizar el nomenclátor de las calles de la ciudad para eliminar todas aquellas denominaciones heredadas o vinculadas al pasado nacionalsocialista. La plaza de llamaba Hindenburgplatz y pasó a ser Schlossplatz (plaza del Castillo). Como es sabido, Paul von Hindenburg había sido, junto con el general Erich Ludendorff, uno de los máximos responsables de la agresiva política militarista del Imperio durante la I Guerra Mundial. En la República de Weimar celebró su come-backpolítico, siendo elegido en 1925, como monárquico convencido y nacionalista a ultranza, segundo presidente de la República, sucediendo a su antecesor socialdemócrata Friedrich Ebert. En esta función fue uno de los máximos responsables políticos de la conquista del poder por parte del nacionalsocialismo: el 30 de enero de 1930, Hindenburg nombró a Hitler nuevo canciller, facilitando en los meses posteriores las medidas que desembocaron en el establecimiento de la dictadura más sangrienta que Europa jamás ha conocido.

Había, pues, buenos argumentos para cambiar el nombre de la plaza delante del castillo de Münster. Sin embargo, y aprovechándose en parte del ambiente hostil a “los políticos” que reina no solo en Alemania, una iniciativa popular —muy presente en los medios y los espacios públicos— se opuso a la decisión “arbitraria” del Ayuntamiento, que habría sido tomada sin consultar a los ciudadanos. La iniciativa —liderada por un político democristiano (el alcalde del mismo partido de Angela Merkel apoya el cambio) y secundada por diferentes sectores, incluidos círculos de la extrema derecha— consiguió unas 17.000 firmas, las suficientes para obligar a paralizar el cambio de nombre, organizar una consulta popular y posponer la decisión definitiva hasta conocer el veredicto popular.



Cambio de escenario: el septiembre pasado, la candidata de EH Bildu en las elecciones al Parlamento vasco, Laura Mintegi, y todo su hipotético equipo de Gobierno se dejaron sacar una foto en el balcón del histórico hotel Carlton de Bilbao que había servido como sede del Gobierno vasco durante la guerra hasta la conquista por las tropas franquistas. La llamada izquierda abertzale siempre ha sido una gran maestra en la escenificación simbólica de sus mensajes políticos y la foto del Carlton, ¿para qué negarlo?, fue impactante y sorprendente, como lo fueron sus palabras que el diario Gara resumió con este titular: “EH Bildu se mira en el espejo del Gobierno del lehendakari Agirre”. Según Mintegi, en cuyo currículo figura una licenciatura en Historia, aquel Gobierno había sido un “modelo de unidad” que actuó en cada momento “en clave de país”. Era “el primer y único Gobierno vasco que ha sido soberano”. EH Bildu se propone seguir su trayectoria y buscar alianzas para solucionar lo que para ella son las dos grandes cuestiones del país: una “solución democrática para profundizar en el proceso de paz” y “recetas alternativas a la crisis económica”.

Tal y como se puede leer en nuestro Diccionario ilustrado de símbolos del nacionalismo vasco (Madrid, Tecnos, 2012), esta sorprendente reivindicación de Aguirre no es el primer caso de vampirizaciónsimbólica, a través de la cual la izquierda radical del nacionalismo vasco ha pretendido apropiarse de símbolos que, en un principio, provenían de otros campos políticos, sobre todo del espectro del nacionalismo peneuvista. Las reacciones ante este nuevo intento de aprovechar el poder de un elemento simbólico para lanzar un mensaje político, y de paso pescar en las aguas revueltas del caladero de votos peneuvistas, generaron las protestas del presidente del PNV y candidato alehendakari Iñigo Urkullu, quien lo tildó de “insulto”, mientras ellehendakari Patxi López lo redujo a la categoría de un chiste de mal gusto.

Sin embargo, visto con cierta distancia, el problema del gesto y las palabras de Mintegi no radica en la reivindicación de la figura de Aguirre, su política y su Gobierno. Yo diría, al contrario: esta reivindicación incluso podría ser entendida como un loable paso más en el largo camino de la desmilitarización del discurso político de la izquierda abertzale y, por tanto, ¡bienvenidos, ya era hora! El verdadero problema es la absoluta falta de credibilidad de este mensaje por dos razones. En primer lugar, leyendo las palabras de la candidata, quien haría bien en refrescar un poco sus conocimientos en historia, se impone la impresión de un déja-vu: se sigue con la tan conocida tergiversación de la historia con fines políticos. Para empezar debemos recordar que el grupo político de Jagi Jagi, una escisión del PNV, que por su decidido independentismo (y antiautonomismo) podríamos considerar, salvando las distancias, un cierto antecesor de EH Bildu, fue el único opuesto a entrar en el Gabinete de Aguirre, a quien sometió a durísimas críticas por participar en una contienda bélica que, según los independentistas, no era otra cosa que un violento pleito entre españoles en el que los vascos no habían perdido nada. Y, segundo, el Gobierno de Aguirre no fue un “Gobierno soberano”.

Nació en el marco de la Constitución de 1931 gracias a un pacto entre el PNV y el PSOE, personificado por el entendimiento entre los dos políticos vascos más importantes del siglo XX en el seno de la Comisión de Estatutos del Parlamento: José Antonio Aguirre (secretario) e Indalecio Prieto (presidente). Lo que sí es cierto es que, debido al texto tan escueto del Estatuto, y, sobre todo, a las circunstancias particulares impuestas por la guerra, el Gobierno de Aguirre pudo asumir muchas más funciones de las que estaban contempladas en la normativa.

Pero la foto del Carlton adolece de una notable falta de credibilidad sobre todo por una segunda cuestión: si las palabras de Mintegi y la política de la izquierda abertzale no vienen acompañadas por un análisis sin reflexiones tabúes de su propio pasado no perderán este tufo de manipulación que ahora necesariamente tienen para muchos. Lo que vale para Münster y para Alemania, también vale para Euskadi: el pasado no puede, no debe borrarse con el argumento de que es necesario construir el futuro. En una democracia sana, un nombre como el de Hindenburg no puede, no debe ser homenajeado en un espacio público. El mariscal y presidente alemán murió en 1934; no pudo enmendar su trayectoria política. La izquierda abertzale, en cambio, ha podido tomar la decisión de corregir su trayectoria política con el fin de convertirse en una fuerza política civil y democrática. Con el tiempo, podría llegar a reivindicar al lehendakari Aguirre sin que esto suene a insulto, chiste o manipulación para nadie. Para ello, empero, faltan una reflexión y una conclusión: que su política al dictado de un grupo armado que amenazaba y mataba por pensar diferente, su largo silencio o, incluso, sus aplausos para este grupo eran absolutamente incompatibles con la trayectoria del primer lehendakari vasco que, hasta su prematura muerte en 1960, se caracterizó por priorizar en todo momento la defensa de la democracia ante la realización de sus —legítimos— proyectos políticos, buscar la convivencia y el acuerdo entre diferentes y oponerse frontalmente a la represión y violencia fascistas, sea en su versión franquista o en la variante nacionalsocialista. Quizás no venga mal recordar esto en un momento en que Mintegi y la izquierdaabertzale están pidiendo el voto para convertirse en la sucesora de Aguirre en el hasta hace poco tan denostado “Gobierno vascongado”.

Ludger Mees es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea).

FUENTE: EL PAÍS 19 OCTUBRE 2012



UNA NOVELA QUE CUENTA LA GUERRA CIVIL "DESDE LA COCINA"


La novela 'Aulki-jokoa', de Uxue Alberdi, se ha publicado ahora en castellano, con el título 'El juego de las sillas', traducida por Miren Agur Meabe. La obra recoge las conversaciones de tres mujeres de edad avanzada en una pastelería, que entre otras cosas hablan de su pasado.

«Mediante la novela se conoce a tres mujeres en tres épocas diferentes de su vida: la infancia, la juventud y la vejez. Es una narración fragmentada, como fragmentada es la memoria. Quise contar la Guerra Civil desde la cocina, y para ello me dediqué a ir a la pastelería 'El Guetariano', de Getaria, y allí escuchaba las conversaciones de las abuelas y abuelos. Eso fue hace seis años. Entonces se ocupaban once sillas, hoy apenas quedan cuatro», dijo la escritora en la presentación de ayer.

Uxue Alberdi (Elgoibar, 1984) es más conocida en su faceta de bertsolari, pero es autora de dos libros de narrativa y también ha realizado traducciones.


Tres narradoras
En el libro hay tres narradoras: Teresa, Martina y Eulalia. En la presentación de ayer, Uxue Alberdi se valió de los comentarios que en una misiva le hizo el también escritor, pero de literatura infantil, Pello Añorga. «Como me decía Pello, Teresa nos habla de los riesgos de sobrepasar los límites que te impone la sociedad. Martina es Marte, es sentimiento, es el sufrimiento de los corazones débiles. Y Eulalia es la imaginación, es la fantasía como salvación».

«Yo creo -prosiguió la autora el libro- que estas protagonistas son mujeres de la tercera edad que se resisten a ser manejadas. No quieren que les manejen, ni siquiera los hijos».

La traducción al castellano ha sido realizada por Miren Agur Meabe. «Me alegré cuando me llamó Uxue, y me alegré porque la admiraba, dado que ha usado una prosa directa, pero muy sensitiva y ágil. Hacer esta traducción fue la motivación de cada mañana. El pueblo, Kantoieta, me recordaba a mi propio lugar de nacimiento, Lekeitio. Esta novela habla de celos de duración vitalicia, del sentido del honor, del deseo e las mujeres de salir de la senda marcada», dijo ayer Meabe, quien además de traductora es escritora con una trayectoria dilatada, que incluye además el Premio Euskadi.

Por su parte, el editor de la casa Alberdania, Jorge Giménez, comentó que «cuando se habla de literatura de la memoria, caemos en la trampa de hacer literatura del recuerdo. Así no se consigue esa urdimbre perfecta del pasado y el presente que ha logrado Uxue Alberdi. Ha logrado algo que técnicamente es muy difícil».

FUENTE: DIARIO VASCO (Felix Ibargutxi) 19 OCTUBRE 2012

ALTXERRI DEJARÁ DE SER LA DESCONOCIDA DE LAS CUEVAS CON ARTE RUPESTRE


La cueva de Altxerri, en Aia (Gipuzkoa), Patrimonio de la Humanidad por sus pinturas rupestres, de una gran variedad de especies animales, dejará de ser «la gran desconocida» de las grutas vascas con vestigios de arte paleolítico gracias a los actos organizados con motivo del 50 aniversario de su descubrimiento.
Altxerri ha permanecido siempre «oculta», ha dicho hoy el alcalde de Aia, Igor Iturain, porque sólo pueden entrar especialistas, lo que la ha convertido en la menos conocida de las tres cuevas de Euskadi declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, ya que Santimamiñe, en Kortezubi (Bizkaia), ha podido ser visitada por el público, y Ekain, en Deba (Gipuzkoa), cuenta con una réplica.

Exposición
Iturain ha participado en la presentación en San Sebastián de la exposición y la gala de homenaje a los descubridores que, entre otras actividades, se han organizado al cumplirse medio siglo de su hallazgo, celebrada en la Diputación Foral con la participación de la titular foral de Cultura, Ikerne Badiola, y el presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Francisco Etxeberria.

Se trata de «socializar» y «dar a conocer» esta joya del arte prehistórico, ha dicho el primer edil de Aia, además de homenajear a quienes la descubrieron, los estudiantes de espeleología de Aranzadi Juan Cruz Vicuña, Javier Migliaccio y Felipe Aranzadi, quienes el 28 de octubre de 1962, cuando preparaban el descenso a una sima que en 1956 quedó abierta por una voladura en una cantera, vieron por primera vez los trazos negros de la figura de un bisonte.

Aquellos jóvenes pusieron el hallazgo en conocimiento de José Miguel de Barandiaran, entonces director del departamento de Prehistoria de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, quien certificó la autenticidad de las pinturas y publicó después el primer estudio.

Desde entonces la cueva ha estado custodiada por Aranzadi, con el apoyo de la Diputación y el Gobierno Vasco, debido principalmente a que es difícil entrar por su boca artificial, de un metro de diámetro en tajo casi vertical, y transitar por su interior, de unos 2,5 kilómetros de desarrollo en galerías y 58 metros de desnivel.

Periodo Magdaleniense
Sus grutas, albergan pinturas del periodo Magdaleniense, de hace 14.500 a 10.000 años, de nada menos que 68 bisontes, 7 renos, 6 cabras, 5 caballos y 4 peces, además de un ciervo, un oso, una serpiente y otras muchas unidades de distintas especies animales.

En Altxerri está «una de las pinturas rupestres más grandes de Europa», ha señalado Etxeberria, quien ha explicado que se trata de un «enorme» bisonte dibujado en rojo a lo largo de 5 metros, que es a su vez una de las pocas figuras en color de esta cueva, en la que el negro predomina en la mayoría de sus obras.

Todo ello podrá disfrutarse, a través de reproducciones, imágenes y paneles en la exposición que acogerá, desde mañana y hasta el próximo 28 de octubre, la Casa de Cultura de Aia, donde Aranzadi ha dirigido el montaje de una muestra que también recoge fotos de los primeros trabajos de los 60 o numerosos documentos, entre ellos, calcos manuscritos del propio Barandiaran.

Réplicas de utensilios de hace 13.000 años, una reproducción del cráneo de bisonte de Kiputz y otros objetos intentarán acercar a los visitantes al modo de vida de sus antepasados prehistóricos.
Talleres didácticos sobre talla de sílex, fabricación de collares y técnicas prehistóricas completan la exposición, que se trasladará a partir de noviembre a otros municipios de Gipuzkoa.

La gala tendrá lugar el 8 de noviembre en el Teatro Vitoria Eugenia de San Sebastián, en la que participará el codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, y se homenajeará a los tres espeleólogos que encontraron las pinturas paleolíticas de Altxerri.

En la sesión, se proyectará el documental 'La cueva de los sueños olvidados', del alemán Werner Herzog, un auténtico viaje en el tiempo en 3D por el interior de la sima francesa de Chauvet, a la vez que el grupo Oreka Tx, con una txalaparta en piedra, y el pintor Juan Luis Goenaga harán una performance de música y pintura.

Además se editará el libro 'Altxerri', un monográfico divulgativo sobre la historia y características de la cueva y su contenido.

FUENTE: DIARIO VASCO 9 OCTUBRE 2012

Ver VIDEO en este enlace de EL DIARIO VASCO.

UN CICLO DE 17 PELÍCULAS REPASA LAS PECULIARIDADES DE LA GUERRA CIVIL EN EL PAÍS VASCO


Un total de 17 filmes rodados entre 1937 y 2012 conforman el nuevo ciclo temático con el que la Filmoteca Vasca repasa las peculiaridades de la Guerra Civil en Euskadi, desde la propaganda cinematográfica de ambos bandos hasta las más recientes producciones sobre la represión franquista.

"Cine y Guerra civil en el País Vasco" es el título de este ciclo y también del libro que lo acompaña, que han sido presentados hoy en San Sebastián por el director de la Filmoteca Vasca, Joxean Fernández, y el catedrático de Historia de la UPV-EHU Santiago de Pablo, coordinador de esta publicación, que constituye el volumen 8 de la Colección Nosteratu y en cuya edición ha colaborado el ICAA del Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento donostiarra.

La responsable de la Alhóndiga de Bilbao y el de la Unidad de Cine de Donostia Cultura, Lourdes Fernández y Josemi Beltrán, han participado asimismo en la presentación, puesto que el ciclo se proyectará desde mañana y hasta el 27 de diciembre, en diez sesiones, en los cines Golem del centro cultural bilbaíno y en el Teatro Principal donostiarra, además de en el Aula de Caja Vital Kutxa de Dendaraba, en Vitoria.

Tras las retrospectivas dedicadas a los cineastas vascos Alex de la Iglesia y Ana Díez, la Filmoteca ha organizado un nuevo ciclo coincidiendo con el 75 aniversario del bombardeo de Gernika, para el que ha preparado 17 cintas, entre cortos, documentales, filmes de medio metraje y largometrajes, para cuya recopilación ha utilizado fondos propios pero también ha recurrido a otros archivos y distribuidoras.

Cinco cintas de corta y media duración se proyectarán en la primera sesión, que acogerá títulos producidos en 1937, durante la propia contienda, por las secciones de propaganda del Gobierno Vasco en el exilio -"Semana Santa en Bilbao" o "Guernika", de Nemesio Sobrevila- como por la Falange Española -"Frente de Vizcaya y 18 de julio", de Miguel Pereyra-.

La segunda sesión se dedicará al mítico documental francés "Gernica", dirigido en 1950 por Alain Resnais y Robert Hessens, y a la recuperación simbólica de "El Árbol de Guernica" que hizo, en 1975, bajo una particular mirada surrealista Fernando Arrabal.

"El otro árbol de Guernica", el que narró desde el punto de vista franquista Pedro Lazaga en 1969, ocupará otra de las sesiones, al igual que lo harán dos "Ikuska", el número 2 (1979) y el 17 (1983), de Pedro Olea, junto al documental dramatizado "Gernika, el espíritu del árbol" (1987), una coproducción vascobritánica de Laurence Boulting.

La cinematografía de la transición también figura en el ciclo con largometrajes de los años 80, de tono quizás algo romántico, como "Lauaxeta-A los cuatro vientos" (1987), de José Antonio Zorrilla, mientras que películas más recientes como "Vacas" (1992), de Julio Médem; la francesa "Fiesta" (1995), de Pierre Boutron; o "Los niños de Rusia" (2001), de Jaime Camino; comienzan a reflejar el auge de los últimos tiempos por recuperar la memoria histórica.

Cerrarán la serie sendas proyecciones de "La buena nueva" (2008), de Helena Taberna, y "La Conspiración", la última creación de Pedro Olea en la que en formato thriller aborda la preparación de la guerra civil por parte del general Mola.

Se trata de "un ciclo interesante, tanto desde el punto de vista cinematográfico como histórico, que puede atraer a públicos diversos", al igual que el libro, ha comentado el director de la Filmoteca y el catedrático De Pablo, quien ha subrayado que la publicación cuenta con la participación de "la mayoría, si no todos, los especialistas" en "este riquísimo tema" que es el del análisis del cine y su relación con la Guerra Civil, entre los que destaca Vicente Sánchez-Biosca.

Un conflicto que tuvo en Euskadi unas características "peculiares", ha recordado el historiador, dado que fue "el único lugar donde hubo guerra entre partidos católicos", al estar el PNV con el bando republicano, lo que hizo que el cine de propaganda, durante y después de la contienda, "no pudiera tener el mismo discurso" que en el resto de España.

FUENTE: DIARIO VASCO 8 OCTUBRE 2012

LOS SECRETOS DEL GENERAL PRIM

Restos del general Prim en el hospital Sant Joan de Reus. / AYUNTAMIENTO DE REUS

Un manto de nieve cubría las calles de Madrid el 27 de diciembre de 1870. Mientras el frío helaba cada rincón de la capital, el Congreso bullía de actividad: España se preparaba para la inminente llegada de Amadeo de Saboya, destinado a ocupar el trono en una recién aprobada monarquía constitucional. Juan Prim y Prats, presidente del Consejo de Ministros, estaba exultante porque el Parlamento acababa de dar luz verde a los últimos flecos referentes a la realeza. Así, solo debía concentrarse en preparar el viaje a Cartagena, donde desembarcaría el Monarca. Eran las siete y media de la tarde cuando el general, nacido en Reus en 1814, salió del Congreso.

Los dos caballos de su berlina verde le esperaban a las puertas del edificio y el general subió al carruaje con su ayudante personal, Nandín, y el coronel Moya. El camino a recorrer era el de costumbre: cruzar por la calle del Turco (hoy Marqués de Cubas), hasta llegar a sus aposentos, ubicados en el Ministerio de Guerra, actual Palacio de Buenavista. Sin embargo, la tragedia se precipitó al llegar a la primera travesía: El general y sus acompañantes departían dentro de la berlina con las ventanas alzadas para impedir la entrada del frío cuando dos carruajes les cerraron el paso.

Los vehículos estaban desplegados en el centro de la calle del Turco, con lo que el cochero tuvo que detener la berlina. Desde los otros carruajes descendieron tres hombres armados. “Bájese usted, mi general, que nos hacen fuego”, le dijo Moya, que iba sentado en el asiento delantero. La advertencia fue inútil, en milésimas de segundo el carruaje fue rodeado por los asaltantes, que dispararon a bocajarro. Los vidrios de la berlina estallaron en mil pedazos y uno de los agresores aprovechó para introducir su arma en el interior del carruaje. Aunque el ayudante personal de Prim intentó protegerlo, el general recibió al menos ocho detonaciones, quedando herido su rostro, una mano y un hombro. Nandín también fue herido por los trabucazos. La emboscada duró apenas unos minutos, pero las consecuencias fueron funestas: cuando el conductor pudo reaccionar asestando un latigazo a los caballos, Prim estaba malherido.

Los médicos intervinieron al general durante toda la madrugada; le amputaron la primera falange del dedo anular de la mano de derecha y extrajeron siete balas. El trabucazo en el hombro era el más crítico y aunque las heridas en apariencia no eran mortales, acabaron por infectarse. Tan solo tres días después del atentado el general moría de sepsis porque se inyectaron en su pecho trozos del abrigo de piel de oso con el que iba ataviado en el momento del incidente.

A partir de ahí, se sucedieron los enigmas: la policía recopiló decenas de pruebas y declaraciones, pero los instigadores de la muerte nunca han sido identificados con claridad. La crónica es la que ha prevalecido durante los 140 años posteriores al fallecimiento del general. Sin embargo, nuevas pruebas científicas podrían reescribirla. Desde el pasado fin de semana un equipo de historiadores y forenses de las universidades Camilo José Cela de Madrid y Rovira i Virgill de Tarragona pretenden “cambiar la historia” a base de pruebas. Están analizando los resultados de un estudio forense practicado a la memia de Prim en el hospital Sant Joan de Reus, y parten de la hipótesis de que el general, figura clave en la política del siglo XIX, murió en el acto y no tres días después del atentado. De confirmarse la muerte instantánea el caso deberá seguir investigándose: el Gobierno del general Serrano habría mentido al retrasar la muerte de Prim, lo que se añade al hecho de que nunca quedó esclarecido el complot ni quiénes fueron sus instigadores.

“El sumario apunta diversos nombres sobre los autores materiales, pero nunca fueron condenados, consiguieron salir del país. La trama tenía mucha financiación”, explica Carles Tubella, comisario del Año Prim 2012. Los enigmas reaparecen cuando en su ciudad natal y en Madrid se preparan actos para conmemorar los 200 años del nacimiento del general, que no reposa tranquilo desde 1971. Aquel año, su cuerpo momificado fue trasladado a Reus desde el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid en medio de una gran expectación. Centenares de vecinos salieron a la calle a recibir los restos. Pero la pasión se desinfló. Tanto es así que en 2010 la momia del general fue relegada a una cámara frigorífica del tanatorio municipal. Fue allí donde los integrantes de la Sociedad Bicentenario del General Prim 2014 constataron su deterioro. En los próximos meses se intentará enmendar la situación: recomponer el mausoleo, el féretro y el cuerpo “para dotarlo de la dignidad que hasta ahora no tenía”, cuenta Tubella.

Maite Toneu, portavoz del Centro de Restauración de Bienes Muebles de la Generalitat, explica la parte más compleja de la operación que se hizo el pasado 28 de septiembre: extraer el cuerpo embalsamado de Prim de dos ataúdes de madera y plomo. Este último material es muy tóxico, lo que obligó a aspirar las partículas. Después, practicaron radiografías al cadáver y lo desnudaron. “Lo limpiamos porque estaba lleno de polvo, pero su vestido podrá ser exhibido”. El estudio se completó con un TAC, una exploración radiológica y una endoscopia.

Por el momento los análisis han ratificado que los trabucazos no le afectaron órgano vital alguno, según explica Delfín Villalaín, portavoz del equipo investigador. Aun así, los forenses han localizado un orificio que podría haberle producido una fuerte hemorragia y causado la muerte en el acto. “Se dijo que había muerto por una bala envenenada y esto es una curiosidad filológica: en la época esta palabras significaban bala mortal”, desvela Villalaín. En el ataúd, además, se han encontrado tres frascos de vidrio: dos, escondidos en las axilas de Prim, y el otro, en la entrepierna. Los frascos parecen contener un líquido, huesos de una mano y órganos. “Podría ser un rito masónico o que el embalsamador conservó parte de los órganos, aún no lo sabemos”, explica Villalaín.

El proceso, que costará 70.000 euros, está financiado por la Universidad Camilo José Cela y la Diputación de Tarragona.  Hasta dentro de tres meses, aproximadamente, no se conocerán los resultados del estudio, pero lo que ya es seguro es que la momia de Prim será expuesta en 2014, según ha anunciado el alcalde de Reus, Carles Pellicer. Se espera que para entonces el misterio de muerte del general que no quiso que reinaran en España “nunca, nunca, nunca” los Borbones, ya haya sido desvelado.

FUENTE: EL PAÍS (Mercè Pérez Pons) 7 OCTUBRE 2012 

UNA GRAN MUESTRA CONMEMORA LOS 75 AÑOS DEL "GUERNICA"

Picaaso pintando el Guernica (París, 1937)

El Museo Reina Sofía celebra con una gran exposición el aniversario del 'Guernica' , que hace 75 años fue pintado por Pablo Picasso para recordar el bombardeo de la localidad el 26 de abril de 1937.

'Encuentros con los años 30', que podrá verse desde el miércoles hasta el 7 de enero, estará formada por más de 400 obras seleccionadas por la comisaría general Jordana Mendelson y los comisarios de la exposición, el director del museo, Manuel Borja-Villel, y la jefa de Colecciones, Rosario Peiró, que han diseñado un recorrido que ocupa más de 2.000 metros cuadrados. En las dos plantas que ocupa la muestra se podrán contemplar piezas procedentes de colecciones e instituciones de todo el mundo, tanto españolas como extranjeras, entre ellas el Pompidou, el MOMA, el Guggenheim de Nueva York, el Metropolitan Museum o la National Galieri de Berlín.

Algunos de los artistas más importantes del siglo XX estarán representados. Además de Picasso, se podrán contemplar obras de Miró, Tanguy, Moholy-Nagy, Man Ray, Max Beckmann, Delaunay, Mondrian, Kandinsky, Buñuel, Torres-García o Mario Sironi.

Para esta exposición, el director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, destacó el importante depósito realizado por la familia de André Masson (1896-1987) formado por medio centenar de piezas del artista y que van a formar parte de la muestra y del contexto de la colección del Museo.

Picasso inició su gran obra el 10 de mayo de 1937. Durante su estancia en la capital francesa tuvo conocimiento del bombardeo de Guernica, noticia que trastornó profundamente al pintor y a sus amigos artistas. Fue en esos días cuando, el Gobierno de la República española pidió al artista malagueño que creara un mural para la Exposición Universal de 1937 en París, con la intención de llamar la atención del público hacia la causa republicana.

FUENTE: EL DIARIO VASCO 1 OCTUBRE 2012