WILEBALDO SOLANO, LA MEMORIA DEL POUM



El martes, 7 de septiembre, fallecía en Barcelona, a los 94 años, Wilebaldo Solano, leyenda viva de la Guerra Civil, la posguerra y el exilio, que encarnó hasta sus últimos momentos el espíritu de aquella generación que en los años treinta quiso hacer una revolución, socialista y, al tiempo, plural y democrática. Todo en el seno del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), al que dedicó todas sus energías.


Desde 1932 militó en el Bloque Obrero y Campesino (BOC), y formó parte del comité ejecutivo de sus juventudes. Organizó la Asociación de Estudiantes Revolucionarios y desde 1934 colaboró en el diario Adelante. Ese fue el año de la Revolución de Octubre, en la que participó como miembro del comité ejecutivo de la Alianza Obrera Juvenil de Cataluña. En septiembre de 1935 se constituyó el POUM, fusión entre el BOC y la Izquierda Comunista, que dirigía Andreu Nin, partido marxista revolucionario, pero antiestalinista.

A las pocas semanas de estallar la Guerra Civil, en septiembre de 1936, Solano ocupó la secretaría general de la Juventud Comunista Ibérica y se implicó, como todo su partido, en un doble proceso: derrotar a los militares fascistas sublevados contra la República y, al tiempo, conseguir que triunfase la revolución que había estallado con el mismo inicio de la guerra.

Tras los acontecimientos de mayo de 1937 en Barcelona, cuyas consecuencias implicaron una ardua represión contra el POUM -y el asesinato de Andreu Nin-, pasó a la clandestinidad, desde donde publicó el semanario Juventud Obrera, hasta que fue detenido en abril de 1938 y encarcelado. Consiguió huir a Francia y con la ocupación alemana fue detenido en febrero de 1941 y condenado a 20 años de trabajos forzados. Escapó en julio de 1944 y se unió a la Resistencia. Acabada la guerra mundial, impulsó la lucha clandestina contra el franquismo.

Puedes leer la noticia completa en este enlace.