Se cumplen 50 años del fallecimiento del primer 'lehendakari' vasco, José Antonio Aguirre. Con este motivo, Ludger Mees, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, escribe un artículo en EL PAÍS con el mismo título que este post.
En este artículo Mees hace una reflexión de cómo José Antonio Aguirre se convirtió, desde un principio, en una figura, valorada tanto por los vascos como por los republicanos españoles.
Y expresa que en la convulsa Euskadi de hoy, su figura puede ser entendida "como una potente señal enviada por una sociedad que, a punto de superar la lacra del terrorismo, se prepara para recuperar y fortalecer algunos de los principios y actitudes por los que es conocido Aguirre: la defensa del autogobierno y de la cultura vascas; aprender de los errores cometidos; sustituir la tentación del maximalismo dogmático por un pragmatismo flexible y gradualista; priorizar la democracia como valor supremo por encima de cualquier adscripción política e ideológica; y, sobre todo, construir la nación vasca entre diferentes, sin frentismos ni exclusiones. Aparentemente, en la Euskadi del siglo XXI, el mito de Aguirre todavía tiene mucho recorrido."
Puedes leer el artículo entero en este enlace.
En este artículo Mees hace una reflexión de cómo José Antonio Aguirre se convirtió, desde un principio, en una figura, valorada tanto por los vascos como por los republicanos españoles.
Y expresa que en la convulsa Euskadi de hoy, su figura puede ser entendida "como una potente señal enviada por una sociedad que, a punto de superar la lacra del terrorismo, se prepara para recuperar y fortalecer algunos de los principios y actitudes por los que es conocido Aguirre: la defensa del autogobierno y de la cultura vascas; aprender de los errores cometidos; sustituir la tentación del maximalismo dogmático por un pragmatismo flexible y gradualista; priorizar la democracia como valor supremo por encima de cualquier adscripción política e ideológica; y, sobre todo, construir la nación vasca entre diferentes, sin frentismos ni exclusiones. Aparentemente, en la Euskadi del siglo XXI, el mito de Aguirre todavía tiene mucho recorrido."
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