EN BUSCA DE UN VALLE PARA TODOS LOS CAÍDOS

Este es él título de un interesante reportaje de Natalia Junquera, en EL PAÍS.


Comienza así: "Sepultado por una losa de granito de 1.500 kilos, Franco resiste, desafiando al tiempo y al olvido. Más de 35 años después de su muerte, todavía hay intelectuales que se resisten a llamarle dictador, como ha evidenciado el polémico diccionario de la Real Academia de la Historia. Y medio siglo después de su inauguración, el mayor símbolo del franquismo, el monumento que él ideó, precisamente, para inmortalizar su victoria, el Valle de los Caídos, sigue intacto, regido por los mismos principios y decretos que él dejó atados y bien atados. El Gobierno de Adolfo Suárez y el primero de Felipe González intentaron crear sendas comisiones para actuar sobre el monumento y ambos fracasaron. Ahora, a menos de un año para las elecciones, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero ha constituido un grupo de expertos para que en un plazo de cinco meses elaboren un plan para arrebatarle a Franco esa última plaza en la que todavía resiste y darle otro significado. "No existe nada parecido en el mundo", repiten, con una mezcla de emoción y respeto por la tarea, varios de ellos, entre los que hay historiadores, juristas, filósofos y un monje benedictino. EL PAÍS preguntó a expertos de esa comisión y a otros cómo convertir ese "monumento a la guerra y el nacionalcatolicismo", en palabras del ministro de la presidencia, Ramón Jáuregui, en "un lugar de memoria reconciliada".

Qué hacer en el Valle de los Caídos es la gran pregunta, pero la primera es: ¿por qué no se ha hecho antes? ¿Por qué, 35 años después de su muerte, sigue siendo lo que Franco quiso que fuera?

"Por miedo", asegura el historiador Ricard Vinyes, miembro de esa comisión de expertos. "Porque no ha habido voluntad de hacerlo, ni sensibilidad para abordarlo. Lo cual es increíble, porque es el lugar de memoria de los vencedores más importante que la dictadura legó. Es demasiado grande, con muchas partes implicadas y no sabían qué hacer. Y cuando preguntaban, no les gustaba lo que algunos decíamos", añade Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea y uno de los expertos que los familiares de los republicanos enterrados en el monumento pidieron que estuviera en la comisión. Casanova no cree que "las memorias puedan reconciliarse". "Es un monumento de vencedores y así hay que mantenerlo, pero explicado, con carteles, documentos y documentales, desde la democracia".

Santiago Carrillo cree que si no se ha intervenido antes es "porque la derecha no ha roto todavía con el franquismo y la izquierda es muy tímida, incapaz de enfrentarse políticamente a los prejuicios de una parte de la opinión pública". Y el filósofo Reyes Mate, miembro de la comisión, opina que el retraso obedece a que "la cultura dominante en España y en Europa ha sido la cultura del olvido. Ha habido una resistencia a mirar al pasado porque muchos piensan que la memoria es peligrosa, que crea problemas, cuando en realidad, es la condición para alcanzar soluciones".

Y luego sigue: "En cualquier caso, el futuro Valle de los Caídos ha comenzado a dibujarse. Mantendrá la gran cruz, de 150 metros de alto -la Federación de Foros por la Memoria pedía su voladura, por considerarla "equivalente a una esvástica"- y a la comunidad benedictina -pese a que algunos de estos expertos son partidarios de convertirlo en un lugar laico-. Y añadirá un memorial que sirva de homenaje a las víctimas allí enterradas y a los presos políticos que fueron obligados a construirlo. Al menos, estas son las grandes líneas que Jáuregui ha marcado a la comisión.

Pero la cuestión más delicada que ha de decidir este grupo de expertos es si los restos de Franco y Primo de Rivera deben permanecer allí. Varios de ellos opinan que no es posible darle otro significado al Valle de los Caídos dejando al dictador donde está y propondrán entregar los restos a su familia para que lo entierren donde quieran, por ejemplo, en el cementerio de Mingorrubio, a las afueras de El Pardo, junto a su mujer. Distinto podría ser el tratamiento de José Antonio Primo de Rivera, que murió fusilado en Alicante al principio de la Guerra Civil y, al contrario que Franco, sí puede considerarse una víctima de la Guerra Civil.

"Retirar los restos de Franco del Valle de los Caídos sería un gesto simbólico muy poderoso", explica uno de los expertos de la comisión. Otro es partidario de dejarlo donde está y llevar al monumento todas las estatuas del dictador que se han ido retirando, con la convicción de que si es un Estado democrático el que lleva a cabo esta operación, cambiaría totalmente de significado."

Y hacia el final dice: "Casanova [catedrático de Historia Contemporánea de España en la Universidad de Zaragoza] también dejaría a Franco en su tumba. "Él la construyó para su gloria y hay que explicarlo. José Antonio debería aparecer con los restos de los otros mártires porque el personaje vivió hasta el 20 de noviembre de 1936 y después fue inventado por el franquismo. En febrero de 1936 ni salió elegido diputado y dirigía un partido minoritario antes del golpe de Estado de julio".

Y tú, ¿qué piensas que habría que hacer con el Valle de los Caídos?

Puedes leer el reportaje entero en este enlace.