FOGONAZOS DE HISTORIA: EL ARCHIVO BENEDICTINO DE LAZKAO

Un libro recoge el trabajo del padre Juan José Agirre - El religioso atesora todo tipo de documentos sobre la Euskadi reciente.

El archivo de los monjes benedictinos de Lazkao encierra destellos de historia. Los escasos segundos que han tardado en caer los pasquines, panfletos y octavillas, que se han arrojado por las plazas y calles de Euskadi en los años convulsos. El padre Juan José Agirre (Alegia, 1930) siempre estuvo ahí para recogerlos; si no, siempre ha habido alguien dispuesto a ayudarle y a remitirle cualquier tipo de documento relacionado con la historia reciente del País Vasco.

Cerca de 6.000 libros, revistas clandestinas, 18.000 carteles, 25.000 pegatinas, comunicados de ETA y documentos internos de la banda y de los partidos políticos vascos, entre otros, conforman los fondos del archivo, cuya historia se resume en el trabajo y esfuerzo personal de Agirre durante los últimos 40 años y que ha quedado recogido en el libro Lazkaoko Beneditarrean dokumentazio-gunea. Juan Jose Agirreren artxiboa.

"Un par de semanas antes de las elecciones, por el tema de Bildu, se convocaron a mediodía concentraciones en todos los pueblos. Fui para recoger lo que habían lanzado", explicó ayer Agirre sobre su última incursión, a sus 81 años, durante la presentación del libro. El acto, celebrado en la sede del archivo, inaugurada el pasado mes de diciembre, contó con la presencia del autor del trabajo Joan Mari Torrealdai, la diputada de Cultura de Guipúzcoa, María Jesús Aranburu, y Patxi Albisu, alcalde de Lazkao.

El libro recoge el testimonio, en primera persona, del padre Agirre, extraído "de una entrevista de ocho horas y media, de varias comidas, de haber pasado mucho tiempo con él en el archivo", aclaró Torrealdai. El académico de euskera se planteó hace 16 años recoger la experiencia del religioso y la historia de "esas hojas volanderas, que una vez tocan el suelo tienen menos vida que una mariposa, pero entonces era demasiado pronto y tampoco éramos muy conscientes [de la importancia del archivo]", añadió.

Agirre siempre se ha movido con el objeto de preservar la memoria de Euskadi y bajo el convencimiento del "respeto a todas las ideologías". El religioso sólo guarda un mal recuerdo de sus 40 años de trabajo. Un día de febrero de 2005 la Guardia Civil irrumpió en su archivo, unos papeles le relacionaban con el entonces jefe de ETA, Mikel Antza. "Les pedí que tuvieran cuidado, no estropearon nada y al final me dejaron libre. Oí como uno de los agentes hablaba con Garzón y le decía: no tiene nada". Tras el interrogatorio salió a la calle, donde los periodistas y representantes de varios partidos políticos esperaban, "entonces me acordé de que me había olvidado de algo. Me giré y le pregunté a un guardia civil si me podía dar una copia de mi declaración, simplemente la quería para archivarla", relató. El agente se negó. "Si al padre Agirre le preguntas qué tiene más valor, un incunable o un pasquín, no sabría que contestarte", apunta Torrealdai.

FUENTE: EL PAÍS (Inés P. Chávarri), 10 JUNIO 2011