"CREO QUE EL LEHENDAKARI AGUIRRE HARÍA HOY HINCAPIÉ EN LA UNIÓN Y EN LA NEGOCIACIÓN" (Ludger Mees)


LUDGER MEES, CATEDRÁTICO DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE LA UPV, El coordinador del último libro sobre el primer presidente vasco destaca del político del PNV que «trascendió de su propia comunidad ideológica»

Los profesores de la UPV Ludger Mees, José Luis de la Granja Sainz, Santiago de Pablo y José Antonio Rodríguez Ranz presentaron el pasado viernes en el ezkertoki de Zarautz su libro 'La política como pasión. El lehendakari José Antonio Agirre (1904-1960)', en un acto organizado por la Fundación Mario Onaindia. 
«Es una muestra de que el carisma y liderazgo del primer presidente del Gobierno Vasco transcendió de su comunidad política e ideológica», destaca el coordinador de la obra. Mees asegura que es «una biografía completa y científica del político vasco más influyente y popular del siglo XX».

-¿Han querido desmitificar la figura de Agirre con este libro?
-Sí. Han sido diez años de investigación en archivos de todo el mundo, y hemos querido mantenernos lejos de las disputas políticas actuales para acercarnos al tema con la máxima objetividad posible. Nos chocó que siendo una persona sobre la que hay calles con su nombre, bustos, estatuas... no se conoce bien lo que supuso su actividad política, que vivió con pasión, como una forma de vida. Hemos querido reconvertir al lehendakari Agirre como mito o símbolo, sobre todo después de escapar de la Alemania nazi y reaparecer en América Latina durante su exilio, en un gran líder político y humanizarlo mostrando sus aciertos y errores.
«El libro se presenta en un acto de la Fundación Onaindia como prueba del respeto del PSE a Agirre»«Buscamos reconvertir al lehendakari como mito o símbolo en un gran líder político y humanizarlo»«En el tema de la soberanía apostaba por un proceso paso a paso y pactando con partidos y el Estado»

-¿Ha incomodado a algunos nacionalistas que este libro muestre algunos de sus fallos y debilidades?
-Solamente a aquellos que prefieren seguir con esa imagen de mito prefijado que existía, sin entrar en la realidad. Habrá otros muchos que agradecerán conocer sus debilidades.

-¿Cuáles fueron los aciertos?
-No es fácil resumir en unas frases un libro de casi 700 páginas. Era un hombre que tenía una facilidad extraordinaria para construir consensos entre diferentes. Eso nos permitió descubrir que pudo convertirse en jefe del Gobierno español republicano en el exilio, lo que demuestra que era un hombre querido, aceptado y respetado como gran líder no solo por los nacionalistas. Otro éxito fue conseguir en 1936 el primer Estatuto de Autonomía, que es el que realmente constituye a Euskadi como una nación políticamente estructurada. Es un mito que fuera fruto de la guerra. Cuando comenzó la contienda ya estaba prácticamente pactado con el dirigente socialista Indalecio Prieto. En tercer lugar, su optimismo inquebrantable consiguió levantar los ánimos de sus seguidores, incluso después de un revés tras otro.

-¿Y el lado negativo de la balanza?
-Que se obligaba a ser tan optimista que a veces esto le llevaba a un absurdo y a alejarse de la realidad. Por ejemplo, su permanente apuesta por la ayuda de las potencias democráticas en la lucha contra Franco. Estaba tan convencido de la bondad de sus interlocutores, sobre todo de los norteamericanos, que a veces eso no le permitía ver que la historia y la política es muchas veces mucho más cruda, fría y orientada por intereses egoístas de los actores de lo que él hubiera querido. Otro error fue su coalición al inicio de la República con el enemigo más acérrimo de la misma, el carlismo, ya que alejó muchísimo la consecución del Estatuto. Finalmente, su pretensión de convertir en satélites del PNV a los demás partidos que estaban en el Gobierno Vasco en el exilio, sobre todo al socialista, lo que provocó la mayor crisis vivida por su Ejecutivo.

-Subraya que Agirre era un hombre de Estado. ¿Significa eso que tal vez no era nacionalista al 100%?
-No podríamos llegar a esa conclusión. Mantuvo, como todos los nacionalistas de entonces, como objetivo a largo plazo, el tema de la soberanía de Euskadi, de su independencia, etcétera, pero es lo suficientemente inteligente para saber que sin una guerra civil, por ejemplo, es imposible materializarlo. Entendía que para conseguir mayores cuotas de autogobierno había que hacerlo de forma gradual, paso a paso y pactando con las fuerzas que están en su Gobierno y con las que controlan el Estado. De ahí su enorme actividad en 1945 como mediador entre las diferentes fracciones del republicanismo enfrentadas entre sí en el exilio. Tenía claro que para que las potencias democráticas les ayudaran necesitaban ofrecerles una alternativa política viable y sólida al Gobierno de Franco. Además, sabía que si él se colocaba en primera línea una vez retornada la república a España tendría una posición muy ventajosa para acordar con el Estado un mayor autogobierno para Euskadi.

-¿Qué pensaría Agirre sobre el actual escenario político vasco?
-Es difícil para un historiador contestar a esa pregunta. Sería hacer ciencia ficción. Creo que Agirre haría hincapié en un valor básico que le guió durante casi toda su trayectoria política: la unión y la negociación. Daba marcha atrás o buscaba otro camino si veía que determinada actitud política conduciría al enfrentamiento y a la confrontación, en vez de al pacto o al acuerdo, y lo hizo siempre para avanzar. Creo que la gran lección que los políticos vascos pueden aprender de Agirre es que es posible, sin renunciar cada uno a sus legítimas convicciones políticas, llegar a consensos entre diferentes, como él quería para la construcción de la nación vasca.

-¿Está llevando adelante ese legado el actual lehendakari, Iñigo Urkullu, que es también jeltzale?

-Me consta, porque me lo ha dicho el propio Urkullu, que es un 'forofo' de Agirre. Ha leído sobre él y le tiene como un gran ejemplo de líder político. Por eso, en sus declaraciones públicas ha dicho más de una vez que el acuerdo que busca para el nuevo estatus político que pretende negociar con el Estado, sin rupturas, debería ser mayor que el que existe actualmente. Además, el mensaje de Agirre no vale solo para los nacionalista. El hecho de que hayamos presentado el libro en un acto de la Fundación Onaindia demuestra que sigue vivo el gran respeto que existía hacia su figura entre los socialistas.

FUENTE: DIARIO VASCO (Anton Iparragirre) 19 JUNIO 2014