MUSEO MINERO DE GALLARTA

Pese a la crisis y los recortes en los presupuestos en entidades de todo tipo, los responsables del Museo Minero del País Vasco, sito en Gallarta, siguen persiguiendo sus objetivos: conservar el patrimonio minero y difundir su conocimiento. A estos fines consagra uno de sus principales proyectos en marcha: un parque cultural de 1.000 metros cuadrados dedicado exclusivamente a la minería vasca.

A él se añadiría otro parque exterior, de menor superficies, donde se quieren instalar algunas de las piezas de mayor tamaño de sus fondos, como un camión Mack de 1960 recuperado por voluntarios del museo de una cantera en Galdames el pasado 21 de marzo y que ha sido restaurado. La empresa estadounidense Mack fue el pasado siglo una de las mayores productoras de camiones. Sus modelos de la serie B, del mismo tipo que el recuperado en Galdames, se exportaron a numerosos países.

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Fuente: EL PAÍS, 4 agosto de 2011

EL RETRATO DE LA MINERÍA

La declaración de conjunto monumental protege el paisaje y el pasado industrial de Gallarta


“Es como tener en casa un retrato del abuelo para que los nietos que no le conocieron sepan como era”. Carmelo Uriarte, presidente del Museo de la Minería del País Vasco, ha defendido siempre que la corta de Bodovalle y su entorno debe quedarse como era cuando en 1993 acabó la actividad minera en Gallarta, en el municipio de Abanto y Ciérvana. “Tenemos que matenerlo para que recuerde como era nuestra forma de vida. Es un lugar que habla de una historia social, humana y económica”, repite. A finales del pasado año, después de muchos años de pelea, consiguió su objetivo: las huellas del pasado minero de Gallarta fueron declaradas conjunto monumental por el Departamento de Cultura.


Uriarte — hijo y nieto de mineros y trabajador del sector durante 40 años — aplaude la protección del paisaje que sigue rodeando su vida. A poca distancia del Museo de la Minería, donde acude cada día, se distingue la corta de Bodovalle, el núcleo del conjunto monumental. La actividad humana intervino en la naturaleza para crear un paisaje singular, un ejemplo único en Euskadi.


Por una parte destaca el interés del corte geológico que marca el punto más bajo del País Vasco, situado 37 metros por debajo del nivel del mar. En esa falla de 700 metros de largo, 350 de ancho y 150 metros de profundidad, se inició la minería a cielo abierto a finales del siglo XIX.


A la parte física se suma el testimonio de una forma de vida y producción. Fue la última explotación minera que se mantuvo activa en Bizkaia. Las minas Manuelita, Concha II, San Miguel, San Benito y Ser dejaron un enorme boquete en forma de cono invertido, en el que ven los escalones que fue dejando la explotación. A simple vista no se distinguen los 50 kilómetros de galerías subterráneas en las que se siguió arrancando del mineral de hierro en las tres últimas décadas de vida de la explotación. En los años 70 del siglo XX fue, con 500 trabajadores, la segunda explotación de hierro más grande de Europa.


El museo es el alma del pasado minero de Gallarta. En el edificio del viejo matadero rehabilitado se conservan desde las vagonetas a las lámparas de los mineros. El conjunto monumental engloba también los restos del ferrocarril de la Orconera que comunicaba las minas con el embarcadero de Lutxana y el castillete de la mina Ezequiela, una torre metálica que servía como chimenea de ventilación de las galerías, entre otros restos de la actividad minera que conviven con testimonios de la vida doméstica. A pocos metros del museo se conservan dos antiguas casas mineras, sencillas construcciones con estructura de madera, y una cuadra, donde se guarecían los caballos utilizados para el arrastre de vagonetas cargadas de mineral.

FUENTE: EL PAÍS (Eva Larrauri), 23 FEBRERO 2012