UN CONVENIO FUNDIDO EN HIERRO


La primera negociación colectiva de Euskadi, realizada en Altos Hornos, cumple 50 años - El pacto prendió la mecha de otras protestas en la Margen Izquierda .

Las salas de Altos Hornos acogieron, a finales de 1959, unas reuniones inéditas hasta aquel entonces. Por primera vez en Euskadi, el Gobierno, una empresa y sus trabajadores, representados por el sindicato vertical, se sentaron para negociar las condiciones de los empleados. La dirección quería reestructurar la organización para aumentar la productividad y, de su lado, los trabajadores clamaban por una mejora de su salario. Como se preveía, el pacto tardó en forjarse. Sin embargo, en julio de 1961 Euskadi tenía su primer convenio colectivo, que hoy, en un año marcado por las polémicas por la negociación colectiva, cumple 50 años.

Este acuerdo tiene su origen tres años atrás. Al comienzo de la dictadura franquista, las condiciones de laborales se regían por la Ley de Reglamentaciones de 1942, un sistema en el que la capacidad de los trabajadores para negociar su salario era nula. "Las condiciones no eran objeto de negociación más allá de algunos pactos puntuales", explica el doctor en Historia y experto en el movimiento obrero José Antonio Pérez.

La primera hendidura en este sistema fue abierta por la necesidad del franquismo de dinamizar su encorsetada economía. Esta exigencia se plasmó Ley de Convenios Colectivos de 1958, que, de manera limitada, abrió la veda a la negociación entre empresas y representantes de los trabajadores, que apoyados por el Partido Comunista o por la Juventud Obrera Católica comenzaron a introducir reivindicaciones. Esta pequeña pero significativa brecha prendió la mecha de Altos Hornos.

Según recogen las actas de las reuniones celebradas en la compañía más emblemática de Bizkaia, la negociación fue ardua. "Lo empresarios querían un incremento de la productividad a través de la racionalización del trabajo, pero los empleados lo condicionaron a incrementos salariales. Además, temían que una nueva organización afectase a sus puestos. Al fin, en parte por las presiones del Gobierno, se llegó a un acuerdo", apunta José Antonio Pérez.

La relevancia de este pacto se encuentra más allá de la nueva reglamentación para Altos Hornos. El convenio de la fábrica vizcaína desató las reivindicaciones de las industrias de la Margen Izquierda, así como las de algunas compañías guipuzcoanas como CAF, que decidieron luchar por alcanzar logros similares. Así, se abrió un periodo de tremenda conflictividad que concluyó en lo que se conoció como la Primavera de 1962. Los trabajadores de La Naval, Babcock o Aurrerá fueron los representantes más significativos de una larga lista de personas que se lanzó a la calle para lograr unas mejores condiciones. La huelga concluyó con una gran represión por parte del régimen. "Muchos empleados fueron expulsados y desterrados a otros lugares de España", subraya José Antonio Pérez.

Igualmente, el convenio colectivo firmado en Altos Hornos fue el acicate para el conflicto de Laminaciones de Bandas en Frío de Echévarri, que se alargó desde noviembre de 1966 a mayo de 1967. La huelga de los trabajadores, participada por Altos Hornos y Baskonia, fue reprimida con enorme virulencia.

FUENTE: EL PAÍS (KERMAN ROMEO), 11 SEPTIEMBRE 2011