EL SURGIR DE UN NUEVO CICLO


El catedrático de Sociología Ignacio Sotelo escribe un interesante artículo en el que hace un curioso recorrido por la Historia de España en la Edad Contemporánea, al hilo de las diferentes crisis que ha habido.

Hago una selección de algunos fragmentos del artículo:

Aumentan los indicios de que el régimen que inauguró la Transición pierde capacidad operativa, y con ello, legitimidad, para resolver los problemas que se han ido acumulando. Se precisa de una reforma radical -desde muy diferentes intereses y puntos de vista se ha hablado incluso de una Segunda Transición- que, sin embargo, parece altamente inverosímil que las fuerzas políticas establecidas lleven a cabo.

La crisis mundial puede estar abriendo un nuevo ciclo en nuestra historia contemporánea. Recordemos que desde la invasión napoleónica hemos tenido cuatro. La Primera Restauración, de carácter absolutista, dura de 1814 a 1833 y, como en 1975, acaba con la muerte de la persona que encarna todo el poder del Estado. El segundo ciclo, este ya liberal, aunque muy debilitado por las guerras carlistas, persiste hasta septiembre de 1868 en que Isabel II tiene que salir de España. Sigue una etapa de tanteo e incertidumbre que no logra consolidarse en monarquía constitucional ni en república. Un tercer ciclo liberal, hasta ahora el más largo, se extiende desde la Segunda Restauración en 1875 a la dictadura de Primo de Rivera en 1923. Curiosamente, el Desastre de 1898 no puso en cuestión al régimen, por lo menos a corto plazo, aunque facilitó que emergiese la todavía no resuelta "cuestión catalana".

Desde 1917 se multiplican las señales de que la Segunda Restauración perecería si no lograba reformarse. La I Guerra Mundial fue el factor determinante para que se planteara este dilema, tanto por el crecimiento económico que los dos primeros años de guerra trajeron consigo, como por la grave crisis social que desencadenó el final. El desmoronamiento de los imperios alemán, austriaco y, sobre todo, el triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia, influyeron de manera decisiva sobre el movimiento obrero europeo; también en España la crisis se sintió con fuerza, donde el régimen liberal alfonsino había impedido la integración social y política de las clases trabajadoras. Después de un largo interregno (1923-1936) en el que tampoco pudo consolidarse la monarquía parlamentaria ni la república, en 1936 empieza un cuarto ciclo autoritario que llega hasta 1975. Se destaca por la estabilidad, debida tanto a la brutal represión de los 20 años posteriores a la Guerra Civil, como al rápido crecimiento económico a partir de los sesenta que transformó España en una moderna sociedad industrial.

Un hecho altamente significativo resalta en esta historia: en los regímenes que mostraron mayor estabilidad, el fernandino (1814-1833), el alfonsino (1875-1923) y el franquista (1936-1976), incluso en el mucho menos estable primer liberalismo (1833-1868), el poder estuvo al servicio de las clases superiores, aunque, obviamente, la evolución socioeconómica llevase consigo una distinta composición tanto de las clases dominantes (latifundistas, industriales, financieras) como de las trabajadoras (ocupadas en el campo, en la industria, en servicios) con un crecimiento lento, pero continuo de los sectores medios.


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FUENTE: EL PAÍS, 8 NOVIEMBRE de 2011