NUESTROS MUERTOS MÁS ANTIGUOS

Cromlech de Oianleku (Oiartzun)


Cromlechs pirenaicos, dólmenes, túmulos y cistas componen las 393 tumbas megalíticas clasificadas de Gipuzkoa

Cromlechs pirenaicos, dólmenes, túmulos y cistas nos hablan en Gipuzkoa de un pasado funerario. Son 393 los megalitos (de hace 5.000 a 3.000 años) identificados en el territorio, de los que, de momento, 354 se encuentran calificados como Bien Cultural con la categoría de conjunto monumental por decreto del Gobierno Vasco.

Luis del Barrio y su equipo de Lurrailan han localizado desde 2002 hasta el pasado año 34 de estas sepulturas que utilizaron nuestros ancestros para rendir homenaje y recordar a sus muertos. «A veces somos nosotros mismos los que acudimos a un lugar porque sospechamos que pueda existir un resto megalítico. Otras, es la información que nos presta el grupo de aficionados 'Hilharriak' -o cualquier montañero con curiosidad- la que nos lleva al escenario, como es el caso del megalito de Muntto, descubierto en 2010 por Iñigo Txintxurreta en el valle de Leitzaran, en su parte andoaindarra, en un lugar que nunca hubiéramos imaginado».
Considera que sus estudios son interminables, porque mientras exista interés por nuevos descubrimientos o se siga excavando, se encontrarán más sepulturas.

Primeros indicios
Los primeros testimonios escritos sobre la existencia de megalitos en Gipuzkoa se remontan a 1495, con motivo de la división y partición de términos jurisdiccionales entre Errenteria y Oiartzun. «Ahí se identificaron las cistas -pequeñas tumbas rectangulares para un grupo reducido de personas, o incluso individuales- catalogadas en la actualidad como Mariola y Langagorri. Otras referencias se mencionan en 1664 en un acta del Concejo de Tolosa». Sin embargo, habrá que esperar hasta 1879 para que R. Adán de Yarza denuncie el descubrimiento del primer megalito guipuzcoano, el dolmen de 'Jentillarrri', en Aralar, calificado como 'sepultura de gentiles', por los pastores.

«A pesar de estas fechas, la referencia a su funcionalidad en mitos y leyendas, y en consecuencia en la toponimia, retrasa el conocimiento popular de su existencia a la noche de los tiempos», señala del Barrio. El experto arqueólogo -que empezó sus estudios sobre monumentos megalíticos en 1979- indica que son numerosos los lugares cuyo nombre alude claramente a los rasgos físicos de estas antiguas tumbas, «unas veces haciendo clara mención a la creencia popular de su correspondencia con sepulturas de seres mitológicos -el gentil, el 'tartalo'- o a los tesoros que se creía acompañaban tales enterramientos -Kanpaizulo, Marikutz, Urrezulko Armurea-.

También hacen referencia a señalamientos de espacios donde en tiempos pasados sucedieron hechos singulares que sin duda marcaron profundamente la idiosincracia de la comunidad, tales como la desaparición de los 'gentiles' (Balenkaleku, Palankaleku), o sus acciones (Aballarri, Zorrotzari)».

'Jentillarriak' y 'Trikuharriak'
Del Barrio constata que los dólmenes son las primeras arquitecturas erigidas en nuestro territorio. Tradicionalmente reconocidos como 'jentilarriak' o como 'trikuharriak', parecen que fueron construidos por grupos de tradición pastoril durante la edades del Cobre y del Bronce, hace ahora entre 5.000 y 3.000 años. «En general constan de una cámara sepulcral de traza rectangular techada, realizada con bloques o losas que se recubría en su totalidad por un amontonamiento ordenado de piedras denominado túmulo o galgal».

Estas envolturas muestran en la actualidad entre 6 metros y 20 de diámetro y entre 0,5 y 2 metros de altura. «Su función era la de un sepulcro colectivo, probablemente de un grupo o estirpe. En el interior de la cámara se depositaban los cadáveres acompañados de objetos de uso común y de ofrenda. Dispersos prácticamente por la totalidad de la geografía guipuzcoana -que es la que nosotros estudiamos-, en general se presentan aislados, si bien formando agrupaciones espaciales que vienen a denominarse Estaciones Megalíticas, 28 en Gipuzkoa», remarca el responsable de Lurrailan.

Saqueos y remodelaciones
Desde su construcción, estas tumbas megalíticas han sido objeto de saqueos y remodeladas con mayor intensidad en los pasados siglos al relacionarse popularmente con sepulturas de seres mitológicos (gentiles, brujas, genios...) cuyos restos se creía que estaban acompañados de tesoros (odres repletos de oro, campanas y palancas del mismo metal). «A todas estas acciones el hombre más cercano a nuestros tiempos ha aprovechado también estas piedras para la construcción de muros, relleno de pistas, construcción de cabañas o chabolas o para favorecer cultivos agrícolas y forestales», añade del Barrio.

De fecha más reciente son los círculos de piedras o cromlechs pirenaicos, conocidos popularmente como 'mairubaratzak' o 'jentilbaratzak', erigidos en el primer milenio de nuestra era. «Al igual que las otras arquitecturas funerarias se relacionan con sepulturas de 'gentiles' y otros personajes mitológicos. «Así en el ámbito del valle de Oiartzun, entre otros lugares de nuestra geografía donde se manifiestan (Hondarribia, Donostia, Astigarraga, Hernani, Urnieta, Andoain, Berastegi, Elduain, Mancomunidad de Enirio-Aralar, Parzonería de Altzania...), se presumían construidos por los 'Intxitu', entes moradores de cuevas y paisajes escabrosos en la montaña de Aiako Arriak».

33 años de experiencia
Lurrailan S.L., empresa de Servicios Culturales fue fundada en el 2006 por Luis del Barrio pero él ya lleva 33 años investigando las antiguas sepulturas guipuzcoanas.
Apoyada por el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Gipuzkoa, la empresa ha participado activamente en la elaboración de las Cartas Arqueológicas Megalíticas de Gipuzkoa editadas en 1982, 1990 y 2002 en las que también han trabajado, entre otros, el premiado Jesús Altuna y su mujer Koro Mariezkurrena.

DATOS
Monumentos megalíticos: Se trata de antiguas sepulturas construidas desde hace 5.000 a 3.000 años en Gipuzkoa. También existen en otros territorios vascos en la península y en todos los continentes.
1495: Es el año al que se remontan los primeros testimonios sobre la existencia de megalitos en Gipuzkoa.
Creyentes: Los construyeron personas que creían en el más allá y orientaban los cuerpos enterrados hacia el sol.

FUENTE: DIARIO VASCO (Javier Meaurio), 18 FEBRERO 2012