CUANDO EL MINISTRO DEL INTERIOR SE CONVIERTE EN MINISTRO DE DEFENSA. LA BATALLA DEL RIF



Jorge Fernández Díaz dedica parte de su visita a Melilla a ensalzar los “valores” por los que luchó el Ejército durante la guerra colonial del Rif 

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz,  de 62 años, efectuó el lunes pasado su primer viaje oficial a Melilla y, con tal motivo, dio rienda libre a su pasión por la guerra colonial del Rif y los valores que la sustentan.  Llegó la víspera a la ciudad autónoma, con un grupo de amigos, y se subió a un autobús en el que también embarcaron el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, el primer musulmán que en España ostenta ese cargo. A bordo también viajaba el historiador melillense  Santiago Domínguez Llosa que hizo guía de la expedición.
Cruzaron la frontera de Beni Enzar con Marruecos, saludaron a las autoridades locales, y escoltados por la Gendarmería se desplazaron hasta Alhucemas. Allí recorrieron las playas de Ixdain y La Cedacilla, donde en 1925 se produjo el célebre Desembarco de Alhucemas, al final de la guerra del Rif. Visitaron el cementerio español, en un manifiesto estado de abandono. Después de comer en el puerto fueron hasta la explanada del llamado Desastre de Annual, dónde se produjo, en agosto de 1921, la mayor derrota militar española en África.
Algo debió molestar a Rabat en los preparativos de la excursión ministerial. En un primero momento, el gobernador de Alhucemas recibió la orden de ofrecer un almuerzo el domingo a Fernández Díaz, junto con las principales autoridades de la ciudad, pero después canceló la invitación. Por boca de su portavoz, Mustafa el Khalfi, el Gobierno marroquí ha insistido ante la prensa en que el viaje era “privado”.
   Al ministro el periplo histórico-cultural le conmovió. Comentó en voz alta, según el diario El Telegrama  de Melilla, que después de pisar las tierras que en su día se empaparon de sangre española todavía admiraba aún más si cabe a esos hombres que antaño dieron su vida por la Patria y defendieron una bandera y unos valores.
   Antes de la visita también les ensalzaba. Por eso intervino el 1 de junio, en el Consejo de Ministros, para respaldar la concesión de la más alta recompensa militar al Regimiento de Cazadores de Alcántara 14 de CAballería por su “heroico” comportamiento, durante la batalla de Annual, contra la “insurrección” del Rif hace 91 años.
   Más tarde, este hijo de militar del Cuerpo de Caballería, confesaría a sus amigos que la imposición por el Gobierno de la Laureada de San Fernando Colectiva, la primera concedida desde 1943, fue uno de los momentos más emocionantes de su vida. La propuesta fue elevada al Ejecutivo por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, quien expuso la “gesta” de ese regimiento protegiendo la retirada de los soldados españoles en Annual. Evitó que el número de bajas fuera mayor.
  De vuelta a Melilla, tras pasar ocho horas en Marruecos, empezó el lunes la visita oficial con exposiciones al ministro sobre la caótica situación en la frontera, especialmente este año, sobre los asaltos de subsaharianos a la verja que circunda la ciudad –uno horas antes de que llegase el ministro y otro, muy numeroso, horas después- etcétera.
   Pero el ministro de Interior concluyó su estancia convirtiéndose en ministro de Defensa. Hizo una ofrenda floral en el Panteón de los Héroes, en el cementerio de la Purísima Concepción, donde están enterrados los españoles caídos durante la batalla de Annual. Aprovechó y se hizo fotos ante otros monumentos erigidos en honor a los caídos españoles en otras batallas africanas.
   Acudió, por último, al acuartelamiento del Regimiento Cazadores de Alcántara 14 de Caballería. El coronel Juan L. Sanz y Calabria le nombró “cazador de honor” por su aprecio a los valores castrenses y su tesón y constancia en el logro de la concesión de la Laureada de San Fernando para el regimiento. A cambio el ministro le regaló una lámina que reproduce un cuadro de Augusto Ferrer Dalmau con el teniente coronel Fernando Primo de Rivera, que mandaba el regimiento en 1921, montando a caballo.
   Curiosa lectura de la historia la que hace el ministro. La guerra del Rif fue una guerra colonial, impopular en España porque se cobró 30.000 vidas y porque mientras los jóvenes de familias humildes morían en el Protectorado los de las familias acomodadas se libraban de la “mili” pagando una cuota al Estado.
   Sí hubo comportamientos heroicos durante la batalla, pero Annual fue una derrota sin paliativos a causa, en buena medida, de los errores cometidos por el general Manuel Fernández Silvestre, que estaba al frente de la Comandancia de Melilla. Ante la ofensiva rifeña un buen número de oficiales huyeron además abandonando a sus hombres a su suerte que con frecuencia era la muerte.
   La debacle de Annual provocó una crisis política que quebrantó los cimientos de la monarquía, de corte liberal, de Alfonso XIII. Propició el golpe de Estado de 1923, es decir la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
   ¿Es a estos valores –el espíritu bélico y colonial, la cobardía de muchos oficiales y el golpismo de Primo de Rivera- a los que se refería el ministro?

FUENTE: EL PAÍS (Ignacio Cembrero) 10 JULIO 2012