LA MALARIA ASOLÓ DONOSTIA TRAS LA TRAGEDIA DE 1813






El historiador Iñaki Egaña ha publicado el libro 'Donostia 1813. Quiénes, cómo y por qué provocaron la mayor tragedia de la historia de la ciudad'. «Sobre esa tragedia está dicho todo, pero había un agujero negro en la contextualización. Ahí he intentado especializarme», dijo el autor en la presentación de ayer. El editor de la casa Txertoa, Martín Anso, añadió que «Iñaki Egaña sí que aporta datos nuevos, como por ejemplo, que la mayor parte de los muertos se produjeron después de las batallas, en el otoño de 1813 y los comienzos de 1814, a resultas de la epidemia de malaria que tuvo su foco inicial en los humedales de Ibaeta».

Egaña se remite a los testimonios de los 79 donostiarras que prestaron testimonio poco después de las batallas. De esas declaraciones se deducía que los grandes responsables de la masacre eran el general español Castaños y el duque de Wellington, comandante de las tropas inglesas.

«Este último trató siempre de negar su implicación en los desmanes de las tropas», comentó ayer Egaña. «Y cuando hace cincuenta años, con motivo del 150 aniversario de la tragedia, se publicaron tantos trabajos, la implicación de Castaños y Wellington se metió debajo de la alfombra. Entonces gobernaban los franquistas y mantener esa tesis no era políticamente correcto».

Se ha especulado mucho sobre el número de víctimas. «En conjunto, los 79 testigos identifican 41 víctimas mortales. La mayoría, sin embargo, no son capaces de dar una cifra exacta de víctimas, porque los cuerpos de muchas podrían estar sepultados entre los escombros. Además, no había manera de hacer un recuento, porque las familias estaban dispersas, y cabe pensar también que muchos de los heridos fallecerían en fechas posteriores. Son varios los testigos que dan la cifra de entre 400 y 500 víctimas mortales. Cuando el Ayuntamiento ofrece su informe en febrero de 1814, habla de 1.200; cuando lo hace el juez ya en mayo de aquel mismo año, se refiere a 1.500; más adelante, a 1.600».

Este libro aporta datos de los archivos ingleses. «Había mucha documentación en inglés que había pasado prácticamente desapercibida». Y Egaña se ha beneficiado también de la digitalización, por parte del Archivo Histórico Nacional, de los documento relativos a las guerras napoleónicas. «Hoy se puede acceder a esos fondos incluso mediante internet. Es un lujo». El historiador donostiarra cree que los trabajos de anteriores profesionales carecen de una visión global que relacione los sucesos de San Sebastián con los de otros puntos de Europa, y ha intentado interpretar los acontecimientos adentrándose en la mentalidad de la época, en lo posible. «Entonces el mundo era muy diferente. En 1808, cuando entran los franceses en la península, uno de los batallones afincados en Gipuzkoa vuelve a Galicia a pie, y otro regresa a su tierra originaria, Algeciras, también a pie. Los soldados franceses eran casi unos niños. Tras años en guerra, Napoleón recluta a chavales de 14, 15 y 16 años. Entre 1807 y 1808, 250.000 soldados franceses cruzaron la muga del Bidasoa. Aquello debió de producir un gran impacto entre los guipuzcoanos, el mayor impacto exterior de la historia, creo yo».

Egaña cree que los donostiarras no conocen bien los sucesos de 1813. «Lo que está extendido es el desconocimiento. Es lógico; sucedió hace 200 años. El sentimiento de la tragedia, en cambio, creo que forma parte de nuestro ADN colectivo. Se percibe cada año, en los actos conmemorativos; también en el interés por conocer las claves de lo que pasó realmente», dijo ayer.

Luego llegó la primavera de los especuladores. Hubo dueños de inmuebles que se hicieron de oro tras el incendio. El precio de la vivienda se multiplicó en poco tiempo. Un tal José Ignacio Sagasti cobraba antes del incendio por una casa en la calle Trinidad (la que luego se llamaría 31 de Agosto) 1.300 reales. Después del fuego, por la misma vivienda cobraba 10.905.

Iñaki Egaña (Donostia, 1958) es un prolífico autor, con más de treinta títulos en su haber, además de innumerables colaboraciones en diversos medios de comunicación, tanto en castellano como en euskera. Aunque no son raras sus incursiones en la narrativa de ficción, ha cultivado sobre todo la investigación histórica. Uno de sus últimas publicaciones es 'Los crímenes de Franco en Euskal Herria'. Es miembro activo de varias entidades dedicadas a la recuperación de la memoria histórica.

FUENTE: DIARIO VASCO (F. Ibargutxi) 4 JULIO 2012