Un grupo de presos sale de la cárcel de Ondarreta en 1942. / KUTXATEKA / FONDO PACO MARÍ |
“Te escribo las últimas letras de esta vida [...] Consuela a
mis padres”. Así se despedía de su esposa el preso Secundino Anton, en una
carta escrita a finales de 1936, sabiendo que su ejecución tras la toma de San
Sebastián por tropas franquistas el 13 de septiembre era ya inminente. Él fue
uno de los muchos reclusos que albergó la prisión provincial de Ondarreta desde
su inauguración el 7 de febrero de 1890. Su recuerdo sigue hoy vivo gracias a
esa carta que, junto a otros objetos que han sido recuperados para la ocasión,
se mostrará en la exposición Ondarreta, la cárcel del salitre, que la Casa de
la Paz de Aiete acogerá del 5 de octubre al 12 de diciembre próximos.
La muestra que están preparando la Sociedad de Ciencias
Aranzadi y el Ayuntamiento de San Sebastián aspira a ser más que un simple
monográfico sobre la cárcel. Pretende “dar voz a las tragedias que se vivieron
en la prisión” y mostrar las consecuencias que la Guerra Civil tuvo en la
ciudad, en palabras de su comisario, Juantxo Egaña.
El recorrido histórico que sigue la exposición comienza con
un ejemplar del periódico La Voz de Guipúzcoa de la primera década del siglo XX
que informa del traslado de presos de la antigua cárcel de la calle Trinidad a
la prisión de Ondarreta. Para poder ofrecer un “contexto rico en detalles y
matices” a la historia de la prisión se le unirán otros relatos que la
complementarán, creando así una imagen mucho más amplia de cómo vivió la ciudad
su asedio, la guerra y la dictadura, explica Egaña.
Además de un extenso archivo fotográfico de la cárcel y de
la ciudad durante el bombardeo franquista, proveniente de colecciones
particulares, del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca o de
la Biblioteca Nacional, se podrán ver las fichas de los presos que fueron
ejecutados de forma sumaria o piezas como un portaplumas artesanal hecho con
los hilos de las camisas de los propios reclusos. Con él escribían las cartas
de despedida a sus familiares antes de ser fusilados.
Militantes comunistas, republicanos,
socialistas o nacionalistas vascos pasaron por las celdas de la prisión de
Ondarreta, junto a quienes habían sido acusados de colaborar con ellos, como el
sacerdote José Ariztimuño Olaso, Aitzol, fusilado contra la tapia del
cementerio de Hernani, en octubre de 1936. “También habrá un reconocimiento a
la figura de Fernando Sasiain, el último alcalde republicano donostiarra”,
añade el comisario de la exposición.
La prisión de Ondarreta permaneció abierta hasta su cierre en
1948. Todos los reclusos que entonces albergaba fueron trasladado a la entonces
recién abierta cárcel de Martutene hoy todavía en funcionamiento.
FUENTE: EL PAÍS (Jon Gurutz Arranz) 26 AGOSTO 2012