El historietista José Pablo García convierte la fundamental
obra de Paul Preston sobre el conflicto español en novela gráfica
El ilustrador y dibujante José Pablo García (Málaga, 1982)
sintió vértigo cuando le propusieron convertir en viñetas La guerra civil
española, del hispanista británico Paul Preston, uno de los
libros canónicos sobre el conflicto fratricida que desangró el país de 1936 a
1939. A la editorial Debate le había gustado su primera obra, Las
aventuras de Joselito (2015), que recreaba la vida del niño prodigio del
cine español, pero esto eran palabras mayores. “Yo fui el primer sorprendido,
porque el tema me daba mucho respeto y tenía miedo de meterme en un berenjenal.
Creo que dije sí inconscientemente”, señala García, que no había leído la obra
de Preston (Liverpool, 1946), catedrático de historia contemporánea española y
autodefinido como “socialista de izquierdas”.
García sintetizó el original hasta dejar en una novela
gráfica de 240 páginas este periodo de violencia, odio y destrucción. “No he
alterado nada, me he mantenido fiel al espíritu de la obra”. Incluso ha
respetado los capítulos y tiempos del ensayo, que se remonta a comienzos del
siglo XIX para explicar por qué se fraguó la tragedia. Aunque esto llevó a
desesperar a García, confiesa, porque vio que hasta el capítulo 4 del libro no
se abordaba la guerra. “El 2 y el 3 son rencillas entre señores de chaqueta”,
lo que podía resultar un motivo para aburrir al lector.
El propio Preston supervisó el proceso y “solo en un par de
ocasiones”, dice García, le pidió que cambiara detalles de sus viñetas, lo que
para él resultó una satisfacción. Lo más complicado de estos siete meses de
trabajo fue “recrear escenas de las que apenas había imágenes”. Y lo que más le
llamó la atención, que algunos personajes jóvenes parecían mayores en las fotos
que manejó, como el comunista Santiago Carrillo.
80 años del golpe
Ahora que van a cumplirse, el próximo 18 de julio, 80 años
del fracasado golpe de Estado que degeneró en una guerra civil de casi tres
años, el dibujante defiende que “este es un libro divulgativo, dirigido a todo
tipo de públicos, excepto el infantil”. A él también le ha servido para
aprender la historia de la guerra, que conocía sobre todo por las batallas,
pero desconocía, por ejemplo, "las luchas dentro del PSOE". El empuje
de los nacionalismos, la lucha de los campesinos por poseer la tierra
trabajada, los militares golpistas, con Franco a la cabeza; la irrupción del
fascismo y el anarquismo, el dontacredismo de las potencias europeas, las
matanzas, las peleas intestinas en el bando republicano, el papel de la Iglesia
católica, el avance en el campo de batalla de los rebeldes hasta el
aplastamiento completo de la república y la atroz represión posbélica, se
concatenan en este relato de Preston-García.
El tono entre sepia y anaranjado que colorea toda la obra
fue para dar la sensación de tiempo pasado. García desvela que la idea inicial
era teñir de rojo la parte republicana y de azul la franquista, pero se desechó
pronto: “Iba a ser muy complicado”. De los hechos preferidos del libro, se
queda con la narración de "los días previos al alzamiento, en el que el presidente
del Gobierno, Casares Quiroga, va recibiendo evidencias de que la conspiración
se está llevando a cabo, pero, por ingenuidad o por debilidad, se niega a
verlo, mientras Franco, empujado por una una serie de casualidades, decide
implicarse en el golpe".
Bajando al terreno de las docenas de personajes
significativos de aquella etapa y que ha retratado, el guionista e ilustrador
se queda con el líder del Partido Radical, el populista Alejandro Lerroux, un
político pendular que, en función de sus intereses, apoyaba a uno u otro
partido. “Me parece un personaje humorístico, a pesar de la situación que le
rodea”. Así fue el trienio de terror en el que se exacerbó una máxima de
Preston sobre España: "Un país con tendencia a ver al que discrepa como
enemigo y no como persona con quien hay que debatir".