Egaña se remite a los testimonios de los 79
donostiarras que prestaron testimonio poco después de las batallas. De esas
declaraciones se deducía que los grandes responsables de la masacre eran el
general español Castaños y el duque de Wellington, comandante de las tropas
inglesas.
«Este último trató siempre de negar su
implicación en los desmanes de las tropas», comentó ayer Egaña. «Y cuando hace
cincuenta años, con motivo del 150 aniversario de la tragedia, se publicaron
tantos trabajos, la implicación de Castaños y Wellington se metió debajo de la
alfombra. Entonces gobernaban los franquistas y mantener esa tesis no era
políticamente correcto».
Se ha especulado mucho sobre el número de
víctimas. «En conjunto, los 79 testigos identifican 41 víctimas mortales. La
mayoría, sin embargo, no son capaces de dar una cifra exacta de víctimas,
porque los cuerpos de muchas podrían estar sepultados entre los escombros.
Además, no había manera de hacer un recuento, porque las familias estaban
dispersas, y cabe pensar también que muchos de los heridos fallecerían en
fechas posteriores. Son varios los testigos que dan la cifra de entre 400 y 500
víctimas mortales. Cuando el Ayuntamiento ofrece su informe en febrero de 1814,
habla de 1.200; cuando lo hace el juez ya en mayo de aquel mismo año, se
refiere a 1.500; más adelante, a 1.600».
Este libro aporta datos de los archivos
ingleses. «Había mucha documentación en inglés que había pasado prácticamente
desapercibida». Y Egaña se ha beneficiado también de la digitalización, por
parte del Archivo Histórico Nacional, de los documento relativos a las guerras
napoleónicas. «Hoy se puede acceder a esos fondos incluso mediante internet. Es
un lujo». El historiador donostiarra cree que los trabajos de anteriores
profesionales carecen de una visión global que relacione los sucesos de San
Sebastián con los de otros puntos de Europa, y ha intentado interpretar los
acontecimientos adentrándose en la mentalidad de la época, en lo posible.
«Entonces el mundo era muy diferente. En 1808, cuando entran los franceses en
la península, uno de los batallones afincados en Gipuzkoa vuelve a Galicia a
pie, y otro regresa a su tierra originaria, Algeciras, también a pie. Los
soldados franceses eran casi unos niños. Tras años en guerra, Napoleón recluta
a chavales de 14, 15 y 16 años. Entre 1807 y 1808, 250.000 soldados franceses
cruzaron la muga del Bidasoa. Aquello debió de producir un gran impacto entre
los guipuzcoanos, el mayor impacto exterior de la historia, creo yo».
Egaña cree que los donostiarras no conocen
bien los sucesos de 1813. «Lo que está extendido es el desconocimiento. Es
lógico; sucedió hace 200 años. El sentimiento de la tragedia, en cambio, creo
que forma parte de nuestro ADN colectivo. Se percibe cada año, en los actos
conmemorativos; también en el interés por conocer las claves de lo que pasó
realmente», dijo ayer.
Luego llegó la primavera de los especuladores.
Hubo dueños de inmuebles que se hicieron de oro tras el incendio. El precio de
la vivienda se multiplicó en poco tiempo. Un tal José Ignacio Sagasti cobraba
antes del incendio por una casa en la calle Trinidad (la que luego se llamaría
31 de Agosto) 1.300 reales. Después del fuego, por la misma vivienda cobraba
10.905.
Iñaki Egaña (Donostia, 1958) es un prolífico
autor, con más de treinta títulos en su haber, además de innumerables
colaboraciones en diversos medios de comunicación, tanto en castellano como en
euskera. Aunque no son raras sus incursiones en la narrativa de ficción, ha
cultivado sobre todo la investigación histórica. Uno de sus últimas
publicaciones es 'Los crímenes de Franco en Euskal Herria'. Es miembro activo
de varias entidades dedicadas a la recuperación de la memoria histórica.
FUENTE: DIARIO VASCO (F. Ibargutxi) 4 JULIO 2012