ESPAÑA, MÁS QUE UNA (HISTORIA DE LA NACIÓN Y DEL NACIONALISMO ESPAÑOL)

Óleo anónimo de la celebración de la Constitución de 1812. / MUSEO HISTÓRICO DE CÁDIZ
Que en este preciso momento salga a la luz una obra titulada Historia de la nación y del nacionalismo español invita a pensar en oportunismo editorial o contraofensiva política. Y lo cierto es que ni una cosa ni otra aunque en la editorial Galaxia Gutenberg deben frotarse las manos viendo la oportunidad comercial (su director, Joan Tarrida, fue claro: “Una editorial no tiene ideología”) y los independentistas catalanes puedan interpretarlo como una reacción a sus reivindicaciones.

Lo cierto es que la obra arrancó a raíz de un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo hace seis años, cuando el presidente catalán era el socialista de origen andaluz José Montilla y el movimiento independentista permanecía dentro de sus márgenes habituales sin desbordar aún a zonas insospechadas de la sociedad catalana. El origen de la idea está en una laguna. “Pensamos que había un déficit de los estudios sobre la nación española mientras es abundante la historiografía sobre nacionalismos periféricos. No es un libro político, está concebido desde el rigor académico”, explicó uno de los promotores, el catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad Carlos III Antonio Morales, durante la presentación en la Fundación Ortega-Marañón, coeditora del volumen.

En la obra (1.518 páginas), que realiza un recorrido cronológico del concepto de España desde sus orígenes mitológicos hasta el siglo XX, han participado 48 autores. La mayoría son historiadores (Juan Pablo Fusi, Santos Juliá, José Álvarez Junco, Ricardo García Cárcel, Fernando García de Cortázar, Elena San Román, Antonio López, José Varela Ortega o Mariano Esteban…) pero también hay especialistas en filología (Inés Fernández-Ordóñez), geografía, literatura (José-Carlos Mainer), derecho, música o economía (José Luis García Delgado) ya que algunos capítulos analizan la representación de España en la pintura, la música o en intelectuales como Pío Baroja, Ortega y Gasset o Blasco Ibáñez.

Entre medio centenar de autores hay sensibilidades dispares, aunque Andrés de Blas, catedrático de Ciencia Política de la UNED y uno de los tres coordinadores del libro, destacó como “hilo conductor” la identificación de todos con “una idea de nación española basada en la convivencia de sensibilidades nacionales distintas al amparo del pluralismo, la tolerancia y la lealtad a la Constitución”. El modelo autonómico es una fórmula política que, a juicio de De Blas, “tiene un largo recorrido por delante y resuelve felizmente el problema nacional español”.

Comparten los autores también cierta reivindicación de la idea de nación surgida en el XIX, cuando los diputados consagran en la Constitución de 1812 a “la nación” como detentadora de la soberanía (aunque la popular, la democracia, no se alcanza hasta 1931). Los progresistas de entonces (liberales) enarbolaban la bandera sin reparo, aunque bien es cierto que el contexto histórico —una guerra contra Napoleón— favorecía el patriotismo de unos y otros. Dos siglos después, el concepto nación española está contaminado por la historia reciente. “Se identifica el nacionalismo español con una de sus formas históricas, la que se dio oficialmente en el periodo franquista”, advierten los coordinadores en el prólogo. “Su identificación indebida con el franquismo y su consiguiente rechazo, pese a los años transcurridos desde que concluyó aquella etapa histórica, hasta tal punto que, en el lenguaje político, el término España se ha sustituido frecuentemente por el de Estado español, como si ‘casi todas las opciones ideológicas hubiesen asumido la vieja tesis periférica de que España no es una nación sino un Estado”, añaden.

Andrés de Blas puso el ejemplo de la defensa exterior de la “Marca España” y la omisión de “las palabras nación española”. ¿Es el sobrenombre de La Roja que se ha popularizado para referirse a la selección española otro remilgo ideológico? “Podría ser, podría ser. Es un ejemplo de ese nacionalismo banal al que se refiere Antonio Morales”, apuntó De Blas. A juicio de Morales, el concepto de nación española implica un “sentimiento nacional” que está ampliamente extendido y que en ocasiones se expresa mediante aspectos banales que comparte la mayoría de la sociedad. Algo que le lleva a concluir: “La nación puede desaparecer, pero la cultura no”. El historiador aseguró que las tensiones actuales que se dan entre el Estado y Cataluña alcanzan una intensidad desconocida en el pasado. “Es bastante insólito, ha habido tensiones en otros periodos pero el grado actual es una novedad”, sostuvo Morales.

Tanto el vacío historiográfico como el arrinconamiento del término son signos excepcionales, que achacan al secuestro de la idea durante el franquismo. Aunque no solo a eso. “Hay una situación anómala en todo esto. Se emplean estos términos con cicatería, queremos devolver al uso común los conceptos de nación”, indicó Andrés de Blas. En su opinión, esa idea es ahora “rehén” de sectores de la derecha y la extrema derecha. “No puede estar ligada a una visión, hay una pluralidad de nacionalismos españoles, no hay un solo sentimiento”, defendió el historiador.

José Varela Ortega, catedrático de Historia Contemporánea, puso un colofón irónico: “Para no existir, es algo que ha dado bastantes páginas”.

FUENTE: EL PAÍS (Tereixa Constenla) 18 OCTUBRE 2013